El capítulo 4 empieza con el arrebatamiento de Juan al cielo para recibir los planes de Dios para el futuro. Al finalizar el capítulo tres, vimos que se invitaba a la iglesia para que le abriera su puerta a Cristo; ahora una puerta se abre en el cielo y nos da una idea de los que la iglesia verá en el tiempo del llamado rapto. Ver 1 Corintios 5: 51-52 y 1 Tesalonicenses 4:14-18.
Con esta puerta abierta comienza la parte realmente profética del libro. Se compone de una visión preparatoria y de la apertura de los siete sellos. Se presenta aquí a Dios, Señor de la historia humana, simbolizada por un rollo que solo el Cordero puede abrir: solo él tiene la clave de la historia. En esa historia se realizan los designios de Dios para salvación y condenación.
La adoración celestial
1 [a] [b] Después de esto miré, y vi que había una puerta abierta en el cielo. La primera voz que oí era como de una trompeta que, hablando conmigo, dijo: « ¡Sube acá y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas!»[c]
La frase inicial "después de esto" o "después de estas cosas", se refiere a que Juan pasa de los asuntos de las iglesias a un tema enteramente diferente. Juan está ahora en el cielo. Desde lo alto se le hace entender lo que va a ocurrir abajo. Puesto que la profecía tiene su origen en el cielo, por encima de la niebla y de las nubes. Cuando estamos parados en la tierra no podemos ver muy lejos. Pero ¡qué panorama se despliega ante nosotros cuando subimos a un sitio elevado! Esto también es verdad en lo relacionado con las cosas de Dios. Los asuntos celestiales, aun cuando se refieran a la tierra, sólo pueden ser entendidos cuando se consideran desde un punto de vista celestial.
Por la "primera voz" entendemos la voz del Señor que habla desde el cielo como una trompeta. Hay seis referencias a trompetas en el Apocalipsis, que están asociadas con tronos y juicios. En el Antiguo Testamento, las trompetas eran usadas para convocar asambleas. Aquí en el Apocalipsis parecen preparar el camino para el juicio. En esta visión preparatoria se presenta a Dios en su trono, y un rollo escrito que solamente el Cordero puede abrir.
Juan nos da una idea de lo que espera que vean los cristianos al ser arrebatados por Jesús.
2 Al instante, estando yo en el Espíritu,[d] vi un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
Doce veces es mencionada la palabra "trono" en este capítulo. En total, este término aparece 38 veces en todo el Apocalipsis, haciendo de éste "el sitio del trono" en la Biblia. Los "tronos" del Apocalipsis pueden proporcionarnos un estudio bíblico de mucha importancia. El libro empieza y termina con un trono. El trono de este versículo es una preparación para los juicios que se inician en el capítulo 6 y terminan en el capítulo 20. Y de esa manera vamos desde el juicio de los impíos vivos hasta el juicio de los impíos muertos. "El Señor ha preparado su trono en el cielo" Salmo 103:19. De este trono no emana más que juicio perfecto y sin engaños.
3 La apariencia del que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe[e] y de cornalina, y alrededor del trono había un arco iris semejante en su apariencia a la esmeralda.[f]
Juan no atribuye a Dios ningún rasgo humano, sino que pone de relieve su trascendencia describiendo el brillo de la gloria divina. Las dos piedras preciosas, el jaspe y la cornalina, son usadas para describir las cualidades de este maravilloso personaje que estaba sentado en el trono.
Consideradas en conjunto, las piedras son emblemas de las diversas excelencias de la personalidad y la perfección de Dios. El jaspe es translúcido y es el emblema de la luz, mientras que la cornalina o ágata de color rojo, es el emblema del amor. De esta manera, el que está sentado en el trono está caracterizado tanto por los principios como por los sentimientos.
Piedra de jaspe: Con frecuencia Juan describe la belleza de personas u objetos comparándola con la de ciertas piedras preciosas. La expresión se traduce en algunas versiones por diamante, por ser la piedra preciosa más estimada. Aquí se prefiere piedra de jaspe, por la forma de la palabra griega correspondiente.
El arco iris nos hace recordar que Dios será fiel a su pacto y que una tormenta está a punto de desatarse. Aquí tenemos un arco iris completamente circular, símbolo de esperanza, no semicircular como los que estamos acostumbrados a ver. Y en lugar de los múltiples colores del arco iris común, este arco iris celestial lleva el bello color verde de la esmeralda. El color verde nunca cansa la vista y puede simbolizar el hecho de que no nos cansaremos jamás de mirar la gloria de Dios manifestada.
4 Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y en los tronos vi sentados a veinticuatro ancianos[g] vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas.
La identificación de los veinticuatro ancianos es asunto de disputa entre los teólogos. Algunos aseguran que estos ancianos son los líderes de un sacerdocio angélico. Por tener coronas y vestiduras blancas probablemente sean sacerdotes y reyes de un orden gubernamental. Otros comentaristas identifican a estos ancianos como santos del Antiguo y del Nuevo Testamento; por el número se cree que tengan que ver con las doce tribus y los doce apóstoles. Ver Mateo 19:28.
Otras interpretaciones indican que representan los creyentes por fe en toda la historia de la iglesia. De ser así, estos ancianos son como la corte celestial; representan al conjunto ya glorificado del pueblo de Dios.
El número veinticuatro está asociado con la adoración y con el gobierno en el cielo. Doce es el número gubernamental en la tierra. Las coronas de oro señalan la dignidad real y la autoridad que todo santo va a compartir. 2 Timoteo 4:8.
5 Del trono salían relámpagos, truenos[h] y voces.[i] Delante del trono ardían siete lámparas de fuego,[j] que son los siete espíritus de Dios.[k]
El trono es el centro de acción e interés y señala el desencadenamiento de las fuerzas naturales como precursoras del juicio venidero. El perfecto ministerio escrutador del Espíritu está simbolizado por las siete lámparas de fuego. Presentado como "los siete Espíritus de Dios", el Espíritu Santo se presenta ante nosotros en la perfección de su ser, inteligencia y actividad. Identificándose con los justos juicios del trono, Él pondrá al descubierto todo aquello que es ajeno a la pureza absoluta del trono.
También recuerden lo que Moisés vio en el Monte Sinai, cuando Dios le dio los mandamientos.
6 También delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal,[l] y junto al trono y alrededor del trono había cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás.
El "mar de vidrio semejante al cristal" declara la santidad eterna y la pureza del divino ocupante del trono. Los "cuatro seres vivientes" equivalen a los querubines del Antiguo Testamento. La palabra traducida como seres viene del griego zoon, que significa "ser vivo". Estos cuatro seres simbolizan los atributos judiciales y la autoridad del que está sentado sobre el trono y están conectados con Cristo, el que está vivo. Los "seres vivientes" son presentados también como poseedores de perfecta sabiduría y se encuentran rindiendo incesante adoración y servicio.
Como representantes de este trono y ayudantes del tribunal, están listos para ejecutar la voluntad del Juez. Son seres reales, llenos de vida.
7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.
Los "seres vivientes" son descritos como poseedores de plena inteligencia; están "llenos de ojos delante y detrás". Ven hacia adelante y hacia atrás. Tanto el pasado como el futuro están expuestos ante ellos como un pergamino abierto. También pueden ver introspectivamente ("llenos de ojos").
En el simbolismo de los rostros, Cristo es presentado como Rey, Siervo, Hombre y Dios. El rostro de león sugiere omnipotencia y majestad; el rostro de becerro simboliza servicio paciente a favor de los hombres; el rostro de hombre manifiesta inteligencia y compasión y el de águila denota visión penetrante y rápida acción. También teólogos indican que el águila representa la Deidad de Jesús. Estas maravillosas criaturas también rinden incesante servicio y constante alabanza.
8 Los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos,[m] y día y noche, sin cesar, decían: «¡Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso,[n] el que era, el que es y el que ha de venir!»
El divino ocupante del trono, que no tenía forma física y nunca antes había sido visto, es llamado "el Señor Dios Todopoderoso". Hay que ir a Ezequiel 1: 1-21. Y leer Isaías 6.
9 Cada vez que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos,
10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:
11 «Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder,[o] porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas».[p]
Nunca dejan, ni de día ni de noche, de actuar y de rendir adoración. En el siguiente capítulo. Cristo, como Redentor, recibe la honra merecida. Al rendir sus coronas ante el trono, los ancianos indican que únicamente el Señor es digno de reinar.
Después Juan relata lo que los creyentes arrebatados verán desde el cielo durante los años de la tribulación. Prácticamente la iglesia, los creyentes, ya no están en la tierra. Estarán en el cielo, viviendo con Jesús. Juan 14: 2-3.
Imagínense la magnitud de esto. Un mundo sin iglesia. Se quedan los impíos y los creyentes que no llegan a ser arrebatados. Los dejados atrás. En la Segunda Guerra Mundial murieron alrededor de 60 millones de personas. Se espera que después del arrebatamiento, durante los siete años de tribulación fallezcan alrededor de cinco billones de personas. Ver Mateo 24:21-22; para que lean en las palabras de Jesús la magnitud de esta situación.
Para cerrar el estudio de hoy, podemos leer juntos como podemos evitar la tribulación: 1 Tesalonicenses 5-9.
Footnotes:
- Apocalipsis 4:1 La segunda sección de Apocalipsis se compone de una visión preparatoria (4.1--5.14) y de la apertura de los siete sellos (6.1--8.1). Se presenta aquí a Dios, Señor de la historia humana, simbolizada por un rollo que solo el Cordero puede abrir: solo él tiene la clave de la historia. En esa historia se realizan los designios de Dios para salvación y condenación.
- Apocalipsis 4:1 En esta visión preparatoria se presenta a Dios en su trono, y un rollo escrito que solamente el Cordero puede abrir.
- Apocalipsis 4:1 La puerta abierta permite al profeta entrar en el cielo para ver la visión de las cosas que sucederán después de estas. Las imágenes de esta visión están influidas por Ez 1 y 3; cf. Is 6.
- Apocalipsis 4:2 Estando yo en el Espíritu: Véase Ap 1.10 nota v.
- Apocalipsis 4:3 Piedra de jaspe: Con frecuencia el autor describe la belleza de personas u objetos comparándola con la de ciertas piedras preciosas. La equivalencia en la terminología actual no es segura. La expresión se traduce en algunas versiones por diamante, por ser la piedra preciosa más estimada. Aquí se prefiere piedra de jaspe, por la forma de la palabra griega correspondiente.
- Apocalipsis 4:3 Cf. Ez 1.26-28; 10.1. El autor no atribuye a Dios ningún rasgo humano, sino que pone de relieve su trascendencia describiendo el brillo de la gloria divina.
- Apocalipsis 4:4 Veinticuatro ancianos: El doce y sus múltiplos son números simbólicos (cf. las doce tribus de Israel, los doce apóstoles). Estos ancianos son como la corte celestial; representan al conjunto ya glorificado del pueblo de Dios. Algunos ven en ellos seres angélicos o autoridades angélicas.
- Apocalipsis 4:5 Ap 8.5; 11.19; 16.18; cf. la manifestación de la presencia de Dios en Ex 19.16; Ez 1.4.
- Apocalipsis 4:5 Voces: o estruendos.
- Apocalipsis 4:5 Lámparas de fuego: Cf. Ez 1.13.
- Apocalipsis 4:5 Ap 1.4; cf. Zac 4.2.
- Apocalipsis 4:6 Posible alusión a Ez 1.22, o a Ex 24.10.
- Apocalipsis 4:8 Los seres vivientes evocan a los «seres alados» de Ez 1.4-21; 10.1-14, y a los «serafines» de Is 6.1-7; cf. los seres alados del Arca del pacto (Ex 25.17-22; 1 S 4.4; Sal 80.1). Aquí pueden simbolizar a las criaturas angélicas.
- Apocalipsis 4:8 Is 6.3.
- Apocalipsis 4:11 Diversos ms. dicen: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir.
- Apocalipsis 4:11 Cf. Gn 1; Sal 89.11-12; 148.5-6. La escena de los v. 9-11 anticipa la de Ap 11.16-18.
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