Cielo nuevo y tierra nueva
1 [a]Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva,[b] porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado[c] y el mar ya no existía más.[d]
El mar contaminado ya no existe. Se respira un nuevo aire, libre de polución y pecado.
2 Y yo, Juan, vi la santa ciudad,[e] la nueva Jerusalén,[f] descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo.[g]
Literalmente hablando esta es una ciudad hermosa preparada para su boda. Para Jesús, su novia es lo más hermoso, su iglesia, que recibe en el cielo. Una ciudad de Fe, como está descrita en Hebreos 11:10.
3 Y oí una gran voz del cielo, que decía: «El tabernáculo de Dios está ahora con los hombres.[h] Él morará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.[i]
Este versículo bien podría ser el más anhelado de todo cristiano. Jesús está en casa con nosotros. Su Jardín, lugar donde podremos ver su rostro.
4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos;[j] y ya no habrá más muerte,[k] ni habrá más llanto ni clamor ni dolor,[l] porque las primeras cosas ya pasaron».
Estas imágenes podrían haber sido las de la primera iglesia después de haber pasado siglos de persecución, cristianos fueron asesinados, familias perdidas. Pero Dios promete que las cosas serán diferentes. Todos, los que lleguen al cielo, tendrán lágrimas en sus ojos y Dios limpiará cada una de ellas.
5 El que estaba sentado en el trono dijo: «Yo hago nuevas todas las cosas». Me dijo: «Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas».
6 Y me dijo: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.[m] Al que tiene sed, le daré gratuitamente de la fuente del agua de vida.[n]
La misma agua ofrecida a la Samaritana, a cada persona que acepta a Jesús como su Salvador. Y está disponible a todo aquel que tenga sed.
7 El vencedor[o] heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.[p]
El vencedor es todo aquel que cree en Jesús.
1 Juan 5:4-5
4 porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos[q] tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda».[r]
A la lista conocida de pecados se añade a los cobardes, los que conociendo la Verdad, se negaron a reconocerla públicamente. Los hechiceros son todos aquellos que usan y utilizan substancias alteradas para aliviar males o dolores. Si alguno de nosotros vemos en esta lista nuestros pecados, ya sabemos nuestro destino.
La nueva Jerusalén
9 Entonces vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas[s] llenas de las siete plagas postreras y habló conmigo, diciendo: «Ven acá, te mostraré la desposada, la esposa del Cordero».[t]
10 Me llevó en el Espíritu[u] a un monte grande y alto y me mostró la gran ciudad, la santa Jerusalén,[v] que descendía del cielo de parte de Dios.
Noten que esta ciudad no se posará sobre la tierra, sino que solamente descenderá del cielo. Esta será la ciudad que arrojará su luz sobre los habitantes de la tierra durante el milenio. Las naciones que hubieren sido salvadas, y que para entonces estarán en la tierra durante el milenio, andarán a la luz de esta ciudad satélite, en la cual, incidentalmente, estará morando permanentemente la iglesia.
Jerusalén en estos días de santa no tiene nada. Aquí hay una discrepancia si la novia es la gran ciudad o la iglesia. Y es muy claro que la novia es la iglesia que morará con Jesús en la Nueva Jerusalén. Tomen en cuenta que Juan escribió lo que vio, que fueron visiones celestiales y las escribió en terminología humana, muy a su manera y entendimiento. Hasta que estemos allá, si es que la hacemos, lo sabremos.
11 Tenía la gloria de Dios[w] y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.
Dios tiene encendida la luz de su casa. Y su deseo de vivir con nosotros es dicho en Efesios 2:10
10 pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.
Somos un “poeima” ante los ojos de Dios. Una hechura de belleza.
12 Tenía un muro grande y alto, con doce puertas, y en las puertas doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.
Una fortaleza impenetrable para proteger las posesiones de Dios. Si Dios no es tu dueño, tienes tiempo de ponerte a pensar. Con 12 personas se inició la iglesia y quizá muchos no pensaron que llegaría a tanto y que hubiera un cielo. Y ahora se abren 12 puertas para recibir a Sus hijos. Sobre Israel, no hay que olvidar los orígenes de la iglesia.
Juan 4:22
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos.
Juan 10:9
9 Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos.
13 Tres puertas al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, tres puertas al occidente.[x]
Una descripción clara de la Trinidad en cada puerta.
14 El muro de la ciudad tenía doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles[y] del Cordero.
Muy claro. Para reafirmar leer Efesios 2:19-20 y 1 Corintios 3:11
15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.[z]
Las medidas y la forma de la ciudad ofrecen un cuadro rico en detalles que representan la perfección, hermosura y pureza de la nueva Jerusalén. Las medidas son múltiplos de doce, número simbólico que figura en toda la construcción. Y medir algo, significa que es propietario de lo que mide.
16 La ciudad se halla establecida como un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Con la caña midió la ciudad: doce mil estadios. La longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.[aa]
Doce mil estadios: equivale a 2,200 kilómetros. La ciudad tiene base cuadrada, símbolo de perfección. La altura se referiría solo a la cúspide central. Otros creen que se trata de un cubo, y ven en ello una alusión a la forma del Lugar santísimo del templo. El número 12 es un nuecero de gobierno.
17 Y midió su muro: ciento cuarenta y cuatro codos,[ab] según medida de hombre, la cual era la del ángel.
Ciento cuarenta y cuatro codos: equivale a 65 metros. No queda claro si se trata de la altura de la muralla o de su grosor.
18 El material de su muro era de jaspe,[ac] pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio.
19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda,
Ninguna ciudad en la tierra puede tener las dimensiones de la ciudad que aquí se menciona. Ninguna ciudad en la tierra puede tener puertas de perlas, cimientos de piedras preciosas, calles de oro, etc. Ninguna ciudad en la tierra puede prescindir del sol y la luna. Ninguna ciudad en la tierra puede jactarse de que en ella habita Cristo y todos sus seguidores. Es muy obvio que la Nueva Jerusalén es una ciudad celestial, no terrenal.
20 el quinto de ónice, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisopraso, el undécimo de jacinto y el duodécimo de amatista.[ad]
Las doce piedras preciosas corresponden en general a las que cubrían el pectoral del sacerdote.
21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente.
La perla es algo de realeza.
22 En ella no vi templo, porque el Señor Dios Todopoderoso es su templo, y el Cordero.[ae]
En Israel, la presencia de Dios estaba representada por el santuario o parte central del templo. En la nueva Jerusalén no hay templo, porque Dios mismo está presente, y también el Cordero.
23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina[af] y el Cordero es su lumbrera.[ag]
Hebreos 1:3. ÉL es la luz.
24 Las naciones que hayan sido salvas andarán a la luz de ella y los reyes de la tierra traerán su gloria y su honor a ella.[ah]
La Nueva Jerusalén es una ciudad celestial, entonces ¿qué hacen allí las naciones con sus reyes? ¿De qué naciones estamos hablando? ¿Estará allí mi nación? ¿Estará allí su nación?
Hay quienes piensan que durante el reinado milenial de Cristo en la tierra, habrá seres humanos de carne y hueso poblando la tierra, todos ellos bajo el dominio del Señor Jesucristo como Rey de Reyes y Señor de Señores. Estos seres humanos estarán ciertamente agrupados en naciones con sus respectivos gobernantes. Pero además habrá una especie de ciudad satélite, suspendida sobre la tierra, lo que nosotros conocemos como la Nueva Jerusalén. Otros dicen que las naciones en la palabra griega de ethnos se refieren a los gentiles en su nuevo cuerpo glorificado.
En Isaías 60, en cambio se nos habla mayormente de la Jerusalén terrenal durante el milenio, pero en el versículo 19, Isaías ve en algo más allá de la Jerusalén terrenal y con la ayuda del Nuevo Testamento, ahora sabemos que Isaías estaba viendo la gloria de la Jerusalén celestial en este versículo.
25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.[ai]
26 Llevarán a ella la gloria y el honor de las naciones.
Los que la hagan tendrán libertad de movimiento hasta el punto de examinar los secretos más profundos de la creación. No habrá inseguridad pública porque….
27 No entrará en ella ninguna cosa impura[aj] o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida[ak] del Cordero.
¡AMEN!
Footnotes:
- Apocalipsis 21:1 Apocalipsis termina con la visión de una nueva Jerusalén que viene del cielo. La imagen de la ciudad se combina con la de la boda, para simbolizar la unión definitiva y gloriosa de Dios y del Cordero con su pueblo. Nótese el contraste entre la nueva Jerusalén y la ciudad de Babilonia (caps. 17 y 18).
- Apocalipsis 21:1 Esta visión pone fin a la sección que describe el juicio de Dios (17.1--21.1) y prepara la siguiente y última sección del libro (21.2--22.5). Un cielo nuevo y una tierra nueva: Is 65.17; 66.22; 2 P 3.13; cf. Gn 1.1.
- Apocalipsis 21:1 Habían pasado: Cf. Ap 20.11; Mt 24.35.
- Apocalipsis 21:1 El mar: símbolo del caos primitivo (Gn 1.1-2) y de los poderes que se oponen a Dios.
- Apocalipsis 21:2 Is 52.1.
- Apocalipsis 21:2 La nueva Jerusalén: Ap 3.12; cf. Gl 4.26; Heb 12.22.
- Apocalipsis 21:2 Ap 19.7-8; cf. Is 61.10.
- Apocalipsis 21:3 Ez 37.27; cf. Lv 26.11-12. El tabernáculo de Dios... con los hombres: En el AT, el «Tabernáculo de reunión» significa la presencia de Dios en medio de su pueblo (Ex 40). Véase Jn 1.14 nota n.
- Apocalipsis 21:3 Cf. Is 7.14; Jer 11.4; 30.21-22; Ez 36.28; Zac 8.8.
- Apocalipsis 21:4 Ap 7.17; cf. Is 25.8.
- Apocalipsis 21:4 Is 25.8; 1 Co 15.25-26,54-55.
- Apocalipsis 21:4 Is 35.10; 65.19.
- Apocalipsis 21:6 Alfa... fin: Véase Ap 1.8 nota r.
- Apocalipsis 21:6 Is 55.1; cf. Jn 4.10,14; 7.37.
- Apocalipsis 21:7 El vencedor: expresión que se encuentra al final de cada una de las siete cartas en Ap 2 y 3, y que aquí forma parte de la conclusión del libro entero.
- Apocalipsis 21:7 2 S 7.14; Sal 89.26-27; cf. Dt 14.1.
- Apocalipsis 21:8 Véase Ro 1.31 n.
- Apocalipsis 21:8 Ap 2.11; 20.14; cf. Mt 10.28; 25.41.
- Apocalipsis 21:9 Ap 16.1.
- Apocalipsis 21:9 La esposa del Cordero: Véase Ap 19.7-8 n. Hay aquí un contraste evidente con la ciudad ramera; véase también Ap 17.3 nota f.
- Apocalipsis 21:10 En el Espíritu: Véase Ap 17.3 nota e.
- Apocalipsis 21:10 Cf. Ez 40.1-2.
- Apocalipsis 21:11 Is 60.1-2.
- Apocalipsis 21:13 Ez 48.30-35.
- Apocalipsis 21:14 Ef 2.20.
- Apocalipsis 21:15 Cf. Ez 40.3. Las medidas y la forma de la ciudad (v. 16-21) ofrecen un cuadro rico en detalles que representan la perfección, hermosura y pureza de la nueva Jerusalén. Las medidas son múltiplos de doce, número simbólico que figura en toda la construcción (v. 12-14,16-17,19-21; véase Ap 4.4 n.).
- Apocalipsis 21:16 Doce mil estadios: equivale a 2.200 km. La ciudad tiene base cuadrada, símbolo de perfección. El dato de que la altura es la misma, quizá indique que la ciudad tiene la forma de las torres de Babilonia, rodeadas de rampas ascendentes. La altura se referiría solo a la cúspide central. Otros creen que se trata de un cubo, y ven en ello una alusión a la forma del Lugar santísimo del templo (cf. 1 R 6.20).
- Apocalipsis 21:17 Ciento cuarenta y cuatro codos: equivale a 65 m. No queda claro si se trata de la altura de la muralla o de su grosor.
- Apocalipsis 21:18 De jaspe: Véase Ap 4.3 n.
- Apocalipsis 21:20 Cf. Is 54.11-12. Las doce piedras preciosas corresponden en general a las que cubrían el pectoral del sacerdote (Ex 28.17-20; 39.10-13).
- Apocalipsis 21:22 Ez 11.16. En Israel, la presencia de Dios estaba representada por el santuario o parte central del templo. En la nueva Jerusalén no hay templo, porque Dios mismo está presente, y también el Cordero. Véase Jn 1.51 n., y cf. Jn 2.19-21.
- Apocalipsis 21:23 Is 60.1,19-20.
- Apocalipsis 21:23 Jn 8.12.
- Apocalipsis 21:24 Is 2.3; 60.3-5; cf. Ap 7.9. En diversos ms. no aparece: que hayan sido salvas, ni: y su honor.
- Apocalipsis 21:25 Is 60.11; Zac 14.7.
- Apocalipsis 21:27 Is 52.1; Ez 44.9.
- Apocalipsis 21:27 Libro de la vida: Véase Ap 3.5 nota f; cf. 20.12,15.
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