El cántico de los 144 mil
1 Después miré, y vi que el Cordero estaba de pie sobre el monte de Sión,[a] y con él ciento cuarenta y cuatro mil[b] que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.[c]
En contraste con las bestias anteriores, aquí aparece la figura del Cordero. Lo rodea el pueblo de Dios, que entona un cántico nuevo de alabanza por la salvación obtenida.
El Monte Zion es la ciudad santa de Jerusalén. Se sabe que de “santa” no tiene casi nada, por los conflictos entre las diferentes fracciones que se pelean el derecho de llamarla suya. Esta visión es fu turística. El libro de Apocalipsis no fue escrito en orden cronológico de cómo sucederán los hechos vistos por Juan. Este versículo habla al final de la gran tribulación cuando los 144,000 judíos saldrán victoriosos al lado de Jesús.
2 Oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno. La voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.
3 Cantaban un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender el cántico, sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra.[d]
El canto significa que proviene de un nuevo corazón.
4 Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son vírgenes.[e] Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias[f] para Dios y para el Cordero.
Son vírgenes: en el sentido de haberse mantenido limpios de idolatría, simbolizada aquí por la prostitución. También es vista como que ningún hombre ha conocido sexualmente a una mujer. Hay que recordar que sin santidad, nadie verá al Señor. Nuestra santidad no proviene de nosotros, sino la equidad proveniente, dada a nosotros por Jesucristo. Pero aun a pesar de recibir la santidad, muchos la desafían viviendo en pecado. Si uno realmente es salvo, debería odiar su pecado. Y debe uno hacer algo al respecto. Juan nos lo dice en:
1 Juan 2:4-6
4 El que dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en él.
5 Pero el que guarda su palabra, en ese verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
1 Juan 3:9-10
9 Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
10 En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios.
5 En sus bocas no fue hallada mentira,[g] pues son sin mancha delante del trono de Dios.[h]
En sus bocas no fue hallada mentira: No invocaron a falsos dioses, acción que el Antiguo Testamento designa con frecuencia mediante el término mentira. Isofonías 3.13.
El mensaje de los tres ángeles
6 [i] En medio del cielo vi volar otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
La sexta figura simbólica de esta sección está formada por el Hijo del hombre precedido de tres ángeles y seguido de otros tres; un total de siete figuras que anuncian la realización del juicio divino. Estos Ángeles están con una misión especial proclamar lo que verdaderamente significa el evangelio, pero al lo que estamos acostumbrado, sino algo más.
7 Decía a gran voz: «¡Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!»
Ante esto hay que tener miedo a Dios, no hay momento para venerarlo o admirarlo. Hay que tener terror ya que el juicio ha llegado. Ya no habrá quien de aproveche de los desposeídos, de los menores de edad, de las jovencitas, no más drogadicción, no más corrupción, buenas noticias, ya que Dios juzgará a la Tierra pecaminosa.
8 Otro ángel lo siguió, diciendo: «Ha caído, ha caído Babilonia,[j] la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación».[k]
Babilonia: ciudad que en el Antiguo Testamento aparece como enemiga de Israel y objeto de la condenación de Dios. En tiempos del Nuevo Testamento, el nombre se aplicaba también a Roma, capital del imperio romano. Babilonia representa lo maligno. Podemos hablar de ciudades como Las Vegas o San Francisco en los Estados Unidos.
En Babilonia la gente no podrá comprar o vender nada sin la marca de la bestia. Una ciudad encabezada por Satanás, seguida por el falso profeta. Más sobre la caída de Babilonia en los capítulos 17-18. Fornicacion: Se refiere a la idolatría, usando como figura la fornicación.
9 Y un tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: «Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano,
10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira;[l] y será atormentado con fuego y azufre[m] delante de los santos ángeles y del Cordero.
Todo aquel que se deje marcas, lo hará sabiendo las consecuencias. El mensaje es para aquellos indecisos que queden en la Tierra. Es la última advertencia de Dios a los deciden servir a la bestia.
11 El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos.[n] No tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre».
12 Aquí está[o] la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
13 Y oí una voz que me decía desde el cielo: «Escribe: "Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor".[p] Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen».
Un mensaje directo desde el trono. Es mejor morir en las manos de la bestia que vivir adorándola. Hay un gran contraste en el último verso: descanso y tormento. No hay descanso para el pecaminoso y si descanso eterno al que es salvo. Los que han fallecido estarán con Jesús mientras que la Tierra estará llena de terror.
La tierra es segada
14 Miré, y vi una nube blanca. Sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del hombre,[q] que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda.
15 Y otro ángel salió del templo gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: «¡Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura!»[r]
En el Nuevo Testamento estamos acostumbrados a que la cosecha está conectada a la gente que llega a Jesús por medio de la Fe. Y eso es debido a que vivimos un tiempo que Dios ha tratado con los humanos en base a la Gracia. Pero esta cosecha no es de almas, es una cosecha de equidad.
16 El que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra y la tierra fue segada.[s]
En la Biblia, tanto la siega o cosecha de cereales como la vendimia o cosecha de uvas son símbolos del juicio divino.
17 Otro ángel salió del templo que está en el cielo, llevando también una hoz aguda.
18 Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que llevaba la hoz aguda, diciendo: «¡Mete tu hoz aguda y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras!»
19 El ángel metió su hoz en la tierra, vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el
20 El lagar fue pisado fuera de la ciudad,[t] y del lagar salió sangre[u] que llegó hasta los frenos de los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios.
Se hace referencia al lagar o sitio donde se pisaba la uva para hacer el vino. Este simboliza la ira de Dios, y llena las siete copas del capítulo 16. Pablo dijo: mientras todavía sea el día de hoy, si escuchas Su voz, no endurezcas el corazón.
Footnotes:
- Apocalipsis 14:1 En contraste con las bestias anteriores, aquí (v. 3) aparece la figura del Cordero. Lo rodea el pueblo de Dios, que entona un cántico nuevo de alabanza por la salvación obtenida.
- Apocalipsis 14:1 Ciento cuarenta y cuatro mil: Véase Ap 7.4 n.
- Apocalipsis 14:1 Ap 3.12; 7.3-4; cf. Ez 9.4.
- Apocalipsis 14:3 Cf. Ap 4.2-8; 5.9-10.
- Apocalipsis 14:4 Son vírgenes: en el sentido de haberse mantenido limpios de idolatría, simbolizada aquí por la prostitución (véase Ap 2.14 nota t).
- Apocalipsis 14:4 Ex 23.19; Stg 1.18.
- Apocalipsis 14:5 En sus bocas no fue hallada mentira: No invocaron a falsos dioses, acción que el AT designa con frecuencia mediante el término mentira. Cf. Sof 3.13.
- Apocalipsis 14:5 En diversos ms. no aparece: delante del trono de Dios.
- Apocalipsis 14:6 La sexta figura simbólica de esta sección está formada por el Hijo del hombre (14.14) precedido de tres ángeles (14.6-13) y seguido de otros tres (14.14-20); un total de siete figuras que anuncian la realización del juicio divino.
- Apocalipsis 14:8 Is 21.9; cf. Dn 4.30. Babilonia: ciudad que en el AT aparece como enemiga de Israel y objeto de la condenación de Dios (Is 13.1--14.23; 47.1-15; Jer 50--51). En tiempos del NT, el nombre se aplicaba también a Roma, capital del imperio romano (1 P 5.13 nota ñ).
- Apocalipsis 14:8 Jer 51.7-8; Ap 17.2; 18.2-3. Se refiere a la idolatría, usando como figura la fornicación. Véase 2.14 nota t.
- Apocalipsis 14:10 Ap 16.19; cf. Is 51.17; Jer 25.15.
- Apocalipsis 14:10 Fuego y azufre: Ap 19.20; 20.10; cf. Gn 19.24; Sal 11.6; Ez 38.21-22. Véase Ap 9.17 n.
- Apocalipsis 14:11 Ap 19.3. Cf. Is 34.10.
- Apocalipsis 14:12 Ap 13.10. Aquí está: otras posibles traducciones: Aquí se verá: o Aquí se requiere; (véase Ap 13.10 nota l).
- Apocalipsis 14:13 La segunda «bienaventuranza» de este libro; véase Ap 1.3 nota f.
- Apocalipsis 14:14 Uno semejante al Hijo del hombre: Ap 1.13. Cf. Dn 7.13.
- Apocalipsis 14:15 Cf. Jl 3.13.
- Apocalipsis 14:16 En la Biblia, tanto la siega o cosecha de cereales (v. 14-16) como la vendimia o cosecha de uvas (v. 17-20) son símbolos del juicio divino (Jer 51.33; Jl 3.13; cf. Mt 13.39-42).
- Apocalipsis 14:20 Ap 19.15; cf. Is 63.3; Lm 1.15; Jl 3.13.
- Apocalipsis 14:20 Se hace referencia al lagar o sitio donde se pisaba la uva para hacer el vino. Este simboliza la ira de Dios en 14.10; 16.19; 19.15, y llena las siete copas del cap. 16.
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