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miércoles, 13 de abril de 2011

POR LA VENTANA

Adaptada por
Armando García.


Obra original de Serguei Puertas Mata (Cubano)

Personajes:

Rebeca (una madre que cojea)
Simón (su hijo)
Vecinos (Noemí,Juana, Salome)
Hombre (Constructor de cruces)

Época momentos antes, durante y después de la crucifixión. La escena ocurre en la casa de Rebeca quien está sentada frente a la ventana que da la calle.

PRIMER ESCENA

SIMÓN: [Muy enojado, habla con su madre] Ya no me hables de ese Jesús. Ya estoy cansado de
escuchar su nombre.

REBECA: Pero hijo, quiero que entiendas que Jesús vino a salvarnos del pecado.

SIMÓN: Madre, ya es suficiente. Siento hablarte así, pero lo hago porque te quiero.

REBECA: Pero debes entender que antes de Jesús, estaba en tinieblas y gracias a Él, ahora veo la
luz.


SIMÓN: Dudo mucho que el te haya devuelto la vista. Bien pudiste recuperar la vista sin haber escuchado de ese hombre que llaman El Salvador. Si realmente dicen que es el Hijo de Dios, bien pudo curarte de tu ceguera y de tu pierna.

REBECA: Pero hijo…

SIMÓN: No digas más. Me retiro, debo ir a trabajar.

REBECA: Hijo, en tu trabajo haces maderos para torturar gente. ¿Qué trabajo es ese?

SIMÓN: Si no construyo maderos para las cruces, ¿cómo vamos a vivir? Ya sabes quién envía
las órdenes. No hay quien se oponga a lo que diga el César.


REBECA: Es muy triste saber que ahora trabajas en hacer instrumentos de muerte. Cuando antes
hacías con tus manos cunas para bebés, mesas y sillas para amueblar casas. ¡Oh Dios mío! [Simón hace mutis. Rebeca mira al cielo] Señor por favor perdónalo.


NOEMI: [Pasa por la calle] Rebeca has escuchado las buenas noticias. Oh Rebeca
como deseaba que hubieras estado ahí.


REBECA: ¿Dónde Noemí? ¿Qué quieres decir? Dime… ¿qué pasó?

NOEMÍ: ¡Jesús entró triunfante a Jerusalén! Eso prueba que es el Hijo de Dios.

REBECA: ¿Me estas diciendo la verdad? ¿Qué más me puedes decir? ¡Cuéntame!

NOEMÍ: Jesús entró a la ciudad montado en una burra y toda la gente cantaba Hosannas y los niños lo alababan y le lanzaban flores. No puedo describirte la grandeza de ese momento. Jesús respondía con una sonrisa para todos. [Se acerca a la ventana] Realmente se mostraba como el Rey de Reyes. Voy a contarles a todos lo que he visto. [Mutis]

REBECA: Si mi hijo Simón hubiera estado ahí, de seguro cambiaria de opinión. Lo reconocería, como dijo Noemí, como el Rey de Reyes.

SEGUNDA ESCENA

REBECA: [Regresa Noemí y está muy afligida] Te ves muy preocupada Noemí. ¿Qué pasa?

NOEMÍ: Estamos muy preocupados. Jesús debe tener cuidado, ya que presentimos que algo terrible le
ocurrirá.


REBECA: ¿Qué estás diciendo?

NOEMÍ: Pero es algo que no debe preocuparte. Jesús te devolvió la luz y no sabemos porque te dejó
con una pierna
mala. De eso debes de ocuparte de que vuelvas a caminar.

REBECA: No podemos poner en duda la sabiduría de Dios. No entiendo muchas cosas que pasan y ni
tampoco lo que ha pasado en mi vida. Pero lo que si sé, es que gracias a Dios, ahora puedo ver lo que ocurre afuera de mi ventana. Simón no me dice mucho, ya que él no cree en Jesús y se pone molesto con solamente escuchar su nombre.


JUANA: [Entra] Noemí, Rebeca, me he enterado que Jesús está perturbando a los sacerdotes y ancianos
del templo. Cuando entró al templo echó de allí a todos los que compraban y vendían. Volteó las mesas y los puestos de los que vendían palomas. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley están indignados.  


REBECA: ¿Y sus discípulos que están haciendo?

JUANA: Nada. Tienen miedo.

SALOME: [Entra ¡Han detenido a Jesús! Y no puso resistencia.

REBECA: ¡Oh Dios mío! Por favor vayan a ver que ocurre. Ya que no puedo caminar. Vayan, vayan. Yo oraré por nuestro Señor. [Cierra su cortina]


TERCERA ESCENA

HOMBRE: Recuerda Simón, que necesito estos dos maderos listos para el viernes. Debes empezar
inmediatamente.


SIMÓN: No se preocupe. Trabajo muy rápido.

HOMBRE: Después que hagas esta cruz, de seguro que podrás hacer una fortuna. Hazla fuerte para que
no se quiebre con la fuerza de este “profeta”. [Se retira burlándose]


SIMÓN: Yo hago las cruces muy bien y son fuertes. No habrá peligro que ésta se quiebre por ninguna razón. [Mutis.
Se escucha el golpe de un martillo sobre el madero de la cruz]


CUARTA ESCENA

REBECA: [Aparece en la ventana. Música de fondo sin letra. Simón entra viéndose sus manos con
sentimiento de culpa]
¿Qué es lo que has hecho hijo mío?

SIMÓN: Estas manos hicieron esa cruz. Nunca olvidaré ese terrible momento. Sentí que EL me miraba.
Sentí que sabía que esa era mi cruz. Sus manos fueron clavadas, igual que sus pies. Su rostro me parecía como de un ángel. ¡No! Como la de un Rey. Sí, la de un Rey clavado a una cruz que yo hice. [Cae de rodillas, llorando. Rebeca
reacciona]


REBECA: Hijo mío. [Trata de pararse y caminar, pero se tambalea y se sostiene]

SIMÓN: [La mira] Ahora entiendo. Tuvo el poder de devolverte la vista. Y con mis propios ojos lo vi morir.
Presentí que podría bajarse de la cruz, pero escogió morir.


REBECA: Y pensar que EL tuvo que morir, para que tu creyeras en EL.

SIMÓN: Y lo más extraño madre es que al mirarlo presentí que me estaba perdonando. [Se levanta y cae ante los pies de su madre en llanto]

QUINTA ESCENA Y ULTIMA

[Entran las tres mujeres]

SALOME: ¡Hosanna, Gloria a Dios. Vive, Vive, Vive!

NOEMÍ: ¡Dios es maravilloso!

JUANA: ¡Hosanna en las alturas!

[Simón se levanta y sale a la calle. Rebeca se asoma asombrada por la ventana]

NOEMI: Jesús no está muerto

SIMON: Pero si lo vi expirar. [Rebeca está atonita, no sabe que decir. Lo afligido que estaba su rostro empieza a cambiar a una expresión de alegría]

SALOME: Rebeca nuestro Rey vive.

NOEMÍ: Jesús resucitó de su tumba.

SIMÓN: Ahora entiendo. El no el temió a la muerte. Desde su tumba rompió las cadenas de la muerte. Y desde que EL me vio con amor, sentí tu perdón y sentí que estaba vivo y desde ahora vive en mi corazón.

[Al escuchar las palabras de su hijo, Rebeca se levanta de su silla. Y empieza a caminar hacia la puerta que da a la calle hacia las mujeres y su hijo. El milagro se hizo que volviera a caminar. Se escucha la alabanza completa para terminar la obra. Los actores salen de escena por el pasillo de la iglesia. Telón.



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