Por Sergio Meza Padilla
Muchas veces nos preguntamos por qué nos pasan ciertas
cosas en la vida, así como: por qué mi mejor amigo, en quien tanto confié, me
traicionó; por qué mi novia me fue infiel si me porté tan bien con ella, entre
otras. Pero todo radica en lo que hiciste en tu pasado, en otras palabras en lo
que sembraste en la vida de otras personas. Para muchos en lo secular esto
podría ser llamado karma o ley de la vida. En mi tierra, la gente
dice que, todo el que la hace la paga o todo lo que aquí haces, aquí mismo
se te cobra. Y, ¿qué dice la Palabra de Dios frente a esto? Veamos:
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo
lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7 RVR1960). Hay una respuesta a cada cosa que hagamos, sea buena
o sea mala. Por lo cual, procuremos al máximo ser hacedores de lo que la
Palabra nos enseña, y hay una lección bien importante que quisiera
compartirles: no nos cansemos, pues, de hacer bien;
porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos (Gálatas 6:9 RVR1960).
Ser hacedor de la Palabra nos obliga a hacer el bien siempre, lo cual se
retribuye en solo buenas acciones en tu vida. Empieza desde ya a vencer el mal
con el bien y a su debido tiempo segarás cosas maravillosas.
Recuerdo el testimonio de una tía de mi esposa, quien
tiene un corazón dador bien tremendo. Ella ha sembrado desinteresadamente
grandes sumas de dinero a mucha gente y. ¿sabes qué? A ella el dinero no le
hace falta, siempre tiene, y te estarás preguntando ¿a qué se debe, verdad?
Pues a la ley de la siembra y la cosecha. Igualmente, he conocido gente que ha
sembrado discordia entre otras personas y al cabo de un tiempo terminaron
recogiendo eso mismo. Este pasaje bíblico nos ayuda a reflexionar respecto a
qué tipo de cosas estamos sembrando en nuestros amigos, en nuestra casa, en
nuestro lugar de trabajo y, lo más importante, en nuestras familias. Si hoy tú
desprecias a tus padres, tus hijos te despreciarán mañana. Si no honraste a tus
padres en vida, hay pocas probabilidades que tus hijos lo hagan contigo, pues
Dios no puede ser burlado, es la ley de la siembre y la cosecha. Todas esas
cosas malas pueden cambiar si tú decides cambiar, igualmente, aquello que
siembras en las demás personas. ¿Qué tal si desde hoy siembras amor, lealtad,
compromiso, compasión, etc.?
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