Por Palabras de Fe
Hay ocasiones en nuestra vida, en las que nos toca experimentar sentimientos de desesperación al ver
que eso que tanto deseamos no llega, y es que es tan difícil esperar, porque
por mas mensajes o palabras que nos dicen las demás personas solo quien está
esperando sabe lo que está pasando en su vida, cada pensamiento y cada
sentimiento que hay en su mente y en su corazón, cada lagrima y cada
suspiro que con el pasar del tiempo nos hace pensar que estaremos así por mucho
tiempo.
Lo cierto es, que por cada cosa que pedimos o anhelamos, hay un
tiempo de espera y eso es inevitable, por mucho que nos desagrade la idea, es
como hornear un pastel, comenzamos a preparar los ingredientes y se nos pasa el
tiempo, pero llega la hora de colocarlo en el horno y tiene que transcurrir un
tiempo prudente, el necesario para que nuestro pastel
quede perfecto, no podemos sacarlo antes porque quedaría crudo y mucho menos
olvidarnos que está en el horno porque estaría quemado, entonces vemos que no necesitamos
ni más ni menos tiempo, solo el necesario.
Así es la espera en Dios, al momento de exponerle tu necesidad o petición,
El comienza a preparar todo, Él es quien lleva a cabo el proceso para cocinar tu respuesta, y es cierto, mientras esperamos,
andamos por ahí dando vueltas y pensando para cuando estará lista, vemos que
pasa el tiempo y se nos hace tan largo, y hasta algunas veces pensamos en la
posibilidad de que a Dios se le olvido, o que esta tan ocupado atendiendo otros
asuntos que nuestra petición tardara un poco más.
En primer lugar, Dios jamás se olvida de algo, y en segundo lugar
¿acaso crees que no es lo suficientemente poderoso para responder a las
necesidades de cada persona al mismo tiempo?, para El no hay peticiones
pequeñas o grandes, puesto que se basa en la confianza del corazón, y con
esto no quiere decir que si confías mas llegara antes, o si no confías se
tardara más, es solo que Dios sabe cuándo estará lista tu respuesta, el confiar
nos ayuda a esperar con paciencia y tranquilidad, con la seguridad que todo
llegara en el momento adecuado, porque:
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1
Dios no llega antes, ni después, porque solo Él sabe cuándo y de qué
manera es mejor para nosotros, Él es el dueño del tiempo y del espacio, del
mundo y de lo que en el habita.
Es difícil no tener la fecha en que todo este proceso terminara, pero es
tan reconfortante saber que Dios tiene el control absoluto de todo, que no hay
nada que pueda impedir ni estorbar en lo que El hará, a pesar de lo mucho o
poco que ha pasado, porque sabes… El tiempo de Dios es perfecto.
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