Pr. Charles Stanley
"Camino a la vida es guardar la instrucción;
pero quien desecha la reprensión, yerra. El que encubre el odio es de
labios mentirosos; y el que propaga calumnia es necio". Proverbios
10:17-18
A nadie le gusta ser criticado. Muchas veces,
rechazamos las palabras de nuestros críticos por el duro espíritu con que
fueron pronunciadas.
Pero Dios puede utilizar una mala actitud, un mal
momento o un tono de voz áspero, para decirnos algo que necesitamos escuchar.
Por eso es sabio prestar atención cuando las personas nos critiquen. Invitada o
no, la crítica nos obliga a examinarnos y a tomar nota de nuestros puntos débiles.
Esto nos ayuda a descubrir lo que somos, y a evitar errores innecesarios. Si no
somos capaces de escuchar, nuestro potencial para crecer mental, emocional y
espiritualmente se verá limitado.
Sin embargo, eso no quiere decir que todas las críticas
sean válidas. Es importante responder bien y evaluar la crítica correctamente.
En primer lugar, no rechace de inmediato el comentario, no culpe a la persona,
ni se defienda. En vez de esto, piense en lo que se dijo, y pregúntele a Dios
si El está tratando de decirle algo. Luego, de gracias a la persona por su interés
en su crecimiento, y dígale que usted reflexionara sobre su observación. Si la
persona fue sincera, apreciara su respuesta, pero si sus intenciones eran
negativas, la desarmara. Después, evalúe la crítica, y precise que está bajo
escrutinio — ¿sus convicciones, carácter, conducta, o Dios? Por último, vea
esto como una oportunidad para crecer y, si es necesario, pida disculpas a la
persona que ha agraviado.
Jesús murió en la cruz por nosotros; por tanto,
como creyentes, estamos seguros de su aprobación. Así que, la desaprobación de
los demás no tiene importancia.
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