Por Rev. Armando García ULCM
Tengo un vecino que hace unos días me mostró unas fotos del
árbol detrás de su casa. Me dijo que un día un familiar le comentó que no podía
dormir y que se sentía vigilado, observado y le señaló el mencionado árbol y mi
vecino le tomó unas fotos.
Las imágenes muestran una figura borrosa que parece a lo que
se conoce con una bruja teniendo a su lado otra figura que asemejaba a una de
esas criaturas diabólicas que muchas veces vemos descritas en el celuloide con
temas de terror o hechicería.ba. Antes de ser cristiano, esos temas lo evitaba.
No tenía interés alguno de hablar al respecto.
Ahora, considero que la brujería es tan real como real es
Satanás a quien todo brujo o bruja ha jurado lealtad.
Brujo a bruja es el hombre o la mujer que practica magia
negra o que tiene poderes sobrenaturales que los ha recibido por la mediación
de malos espíritus. Una de las muchas prácticas reñidas con la voluntad de Dios
que practican los brujos y las brujas es lo que se llama el embrujo que denota
el acto de influenciar por medio de la brujería mediante un hechizo.
Un hechizo es cualquier cosa supersticiosa como jugos de
hierbas, untos, etc. de que se valen los brujos o brujas para el logro de los
fines que se proponen. Por medio de esta técnica satánica, los brujos o brujas
pueden hacer que espíritus malignos actúen para lograr un objetivo, como por
ejemplo, adivinar quien robó alguna cosa, o hacer volver al hogar a un marido
que se ha ido con otra mujer, o poner loco de amor por alguien a un joven, o
causar algún mal a alguien.
Acciones como estas son muy comunes en la práctica de la
brujería. Por demás está decir que Dios condena la brujería aunque ama a los
brujos y a las brujas y en su amor les extiende la invitación a recibir la
salvación en Cristo Jesús.
De modo que, efectivamente los brujos y brujas, mediante sus
artes malignas pueden causar males a las personas. Esta es la realidad de la
brujería. Brujos y brujas existen en todas partes del mundo. En el pasado
fueron brutalmente perseguidos, pero en el presente han logrado rodear a sus
artes de un cierto aire de respetabilidad y hoy por hoy ejercen su arte sin
impedimento alguno, e inclusive usan medios masivos de comunicación, como la
radio, la televisión los periódicos y revistas para propagar sus prácticas.
Pero la gran pregunta para los cristianos es: ¿Pueden los
brujos embrujar a los creyentes verdaderos? Es decir, ¿puede por ejemplo una
bruja hacer que espíritus malignos causen daño a un genuino hijo de Dios?
Decididamente no, y como prueba de ello me gustaría citar un
par de textos del Nuevo Testamento.
El primero se encuentra en 1ª Juan 5:18 que dice: "Sabemos
que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue
engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca"
La versión popular de este versículo dice lo siguiente: "Sabemos
que el que tiene a Dios como Padre, no sigue pecando, porque el Hijo de Dios lo
cuida, y el maligno no lo toca". Esta es una garantía de que en primer
lugar, el genuino creyente, el que ha nacido de Dios, no vive en pecado como si
fuera incrédulo.
Esto es porque Jesucristo, el Hijo de Dios lo cuida para que
no viva en el pecado y también para que el maligno, o sea Satanás o sus
demonios, ni siquiera le toquen. El verbo tocar que se utiliza en este texto
significa literalmente: Tomar para hacer daño. Esto significa que por cuanto el
creyente genuino pertenece a Dios, Satanás puede actuar en contra de él
solamente dentro de lo que Dios en su soberanía le permita hacer, mas no dentro
de lo que los brujos le pidan que haga a él directamente o a sus demonios.
Un ejemplo de esto, lo tenemos en el caso Job. Satanás causó
aflicción a Job, pero no obedeciendo órdenes de los brujos, sino por la
voluntad soberana de Dios, y además, Satanás no afligió a Job más allá de lo
que Dios se lo permitió.
Igual es con el genuino creyente. Satanás está prohibido de
tocarlo, porque Jesucristo le cuida. Si Satanás llega a tocar a un creyente
será porque Dios soberanamente lo ha permitido, más no porque Satanás esté
obedeciendo el embrujo de algún brujo poderoso.
Existe otro texto que ratifica lo dicho. Se encuentra en
Santiago 4:7 que dice: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y
huirá de vosotros."
Esto es interesante. Un genuino creyente, que ha sometido su
voluntad a Dios, está en una posición muy ventajosa sobre el diablo y todas sus
huestes de maldad. Por esto es que el diablo huye del creyente sumiso a Dios.
El diablo es un enemigo derrotado y por tanto no puede actuar a voluntad u
obedeciendo a los brujos en contra del creyente verdadero.
Se dice por tanto que el diablo tiembla ante el más humilde
de los creyentes que vive en sumisión a Dios. Si un creyente voluntariamente no
se somete a Dios, entonces no es que queda a merced del diablo o de los brujos,
sino que Dios puede disciplinar a ese creyente por su pecado, inclusive por
medio de usar al diablo para causar aflicción. Eso fue lo que le sucedió a
Saúl, el primer rey de Israel.
En todo caso, los brujos no tienen poder sobre los
creyentes. Los brujos pueden hacer lo que quieran con los que son propiedad de
Satanás, pero no pueden hacer nada en contra de los que somos propiedad de
Dios.
Así que son del Señor todos aquellos que han recibido a
Cristo como su Salvador personal. S ese es su caso amigo lector, está muy bien
protegido por el mismo Señor Jesucristo. Los aparentemente malos momentos que
les hayan sobrevenido, no son sino pruebas que el Señor le ha enviado para su
beneficio. A través de esas pruebas el Señor está buscando fortalecer su fe
para que sea hallada pura y sin mancha.
Lejos de culpar de sus pruebas a Satanás o a los demonios o
a las brujas, le recomiendo que mire al Señor detrás de sus pruebas y acéptelas
con gozo, porque esto es lo que recomienda la palabra de Dios en Santiago 1:2-3
que dice: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia."