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Como gorrión que vaga o golondrina en vuelo,
así la maldición nunca viene sin causa.
Proverbios 26:2
¡Lo que tú no conoces es lo que puede lastimarte!
¿Acaso sientes que tú enfrentas influencias negativas todos los días de tu vida? Tal vez parece ser que este tipo de influencias son demasiado grandes como para que tú las puedas vencer, y tú estás sintiendo que están comenzando a tomar el control total de tu vida. Tal vez tú te sientas un prisionero espiritual, pero no sabes qué es lo que te está oprimiendo.
¡Ya es tiempo de levantarse en victoria por encima de todas estas influencias! A través del poder del Espíritu Santo, tú puedes llegar a ser completamente libre de:
¿Acaso sientes que tú enfrentas influencias negativas todos los días de tu vida? Tal vez parece ser que este tipo de influencias son demasiado grandes como para que tú las puedas vencer, y tú estás sintiendo que están comenzando a tomar el control total de tu vida. Tal vez tú te sientas un prisionero espiritual, pero no sabes qué es lo que te está oprimiendo.
¡Ya es tiempo de levantarse en victoria por encima de todas estas influencias! A través del poder del Espíritu Santo, tú puedes llegar a ser completamente libre de:
- Maldiciones que existan desde generaciones pasadas.
- Problemas y luchas económicas y financieras.
- Enfermedades y padecimientos.
- Amistades destructoras.
¡No existe necesidad ni razón alguna para que tú sigas siendo un prisionero espiritual! Permite descubrir la libertad en Cristo Jesús para la cual fuiste creado!
En el mundo antiguo se creía que las maldiciones tenían un poder temible, ver Zacarías 5.4: Yo la he enviado, dice Jehová de los ejércitos, para que entre en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente en mi nombre; permanecerá en medio de su casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras.
Pero si la maldición es injustificada, Dios no puede prestarle atención y, por lo tanto, carece de eficacia.
¿Cómo entonces podemos reconocer las maldiciones que han llegado a nuestras vidas? ¿De dónde vienen? ¿Cómo fue que llegaron y nos han estado atormentando?
Para encontrar respuesta a esas interrogantes es bueno analizar nuestro pasado familiar. Saber donde existieron conflictos entre los integrantes de la familia. Los regaños, las malas palabras contra uno o contra algún ser querido.
También hay que ver como en nuestro hogar, nuestros seres queridos se expresan con groserías, malas palabras, hay pleitos de odio y dolor. También se puede ver todo eso o cosas peores en el trabajo e incluso en la iglesia donde es común que gente juzgue a otros con prejuicio o que detesta por medio de palabras amargas, llenas de odio y resentimiento.
La manera como nos trataron nuestros padres, todavía tiene influencia sobre nosotros, y realmente no reconozcamos la atadura que sigue en nuestras vidas. Vivimos girando sin dirección sin saber qué hacer.
Las palabras negativas son como cuerdas atadas a todo lo que hacemos. Aun cuando tratamos de obedecer a Dios y de seguir su Palabra en nuestras vidas, las palabras de nuestro pasado estarán afectando nuestro caminar cristiano.
Esas palabras negativas son realmente maldiciones o proclamaciones salidas de una voluntad dañada o enferma. Una maldición es una abominación que toma lugar, es aborrecimiento que desprecia a otra persona y que le trasmite maldad.
Esas palabras negativas crean maldiciones que las traemos arrastrando por generaciones. Ver Proverbios 18: 20-21.
20 Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre; se sacia del producto de sus labios. 21 La muerte y la vida están en poder de la lengua; el que la ama, comerá de sus frutos.
Cada palabra produce fruto. Ya sea beneficioso o dañino. Y dentro de cada fruto se encuentran semillas de reproducción que pueden influenciar en nuestra vidas para bien o para mal. Las semillas bien pueden estar persiguiéndonos por varias generaciones. Y claro ya hicieron raíces.
Ver Éxodo 20:5
No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Las maldiciones por generaciones son reales. Nuestras propias familias nos la recalcan o nos la embarran en nuestras caras, que hasta ya se nos hace costumbre y la tomamos de manera normal.
Es cierto que somos responsables de nuestras acciones, pero tal vez no lo seamos de las causas que nos motivan a hacer tales acciones.
Nuestros antepasados nos transmitieron las maldiciones que cargamos y si no aceptamos y seguimos a Cristo, seguiremos la misma tradición a las generaciones futuras.
Ver Gálatas 3: 13-14
13 Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
Uno no recibirá la verdad de la Palabra de Dios hasta que se actúe por medio de Fe. La Biblia dice que por las heridas de Jesús tú “fuiste sanado”. Ver 1 de Pedro 2:24.
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!
Ver Isaías 53:4
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios!
A pesar de que Cristo llevó todo dolor, enfermedad y maldición a la cruz, si no actuamos por Fe ante su sacrificio por todos nosotros, las maldiciones permanecerán en nuestras vidas hasta que con cualquier otra promesa de la Palabra de Dios, pongamos en acción la Fe que tenemos en ÉL.
Las maldiciones pueden venir desde hace 1,000 años. Tal vez alguno de nuestros antepasados transmitió las maldiciones porque odiaba a Cristo y murió sin haber nacido de nuevo, es decir sin aceptarlo como su salvador y ni tampoco servirle.
Hay que leer Deuteronomio 28: 15 al 61. Para ver si las maldiciones descritas por Moisés tienen aplicación alguna en los antecedentes de nuestras familia.
15 »Pero acontecerá, si no oyes la voz de Jehová, tu Dios, y no procuras cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones.
16 »Maldito serás tú en la ciudad y maldito en el campo. 17 »Maldita serán tu canasta y tu artesa de amasar.
18 »Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
19 »Maldito serás en tu entrar y maldito en tu salir.
20 »Jehová enviará contra ti la maldición, el quebranto y el asombro en todo cuanto pongas tu mano y hagas, hasta que seas destruido y perezcas muy pronto a causa de la maldad de las obras por las cuales me habrás dejado.
21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te haga desaparecer de la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión.
22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo, que te perseguirán hasta que perezcas.
23 »Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y de hierro la tierra que está debajo de ti.
24 Dará Jehová como lluvia a tu tierra polvo y ceniza;[i] de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.
25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos y por siete caminos huirás de ellos. Serás el espanto de todos los reinos de la tierra.
26 Tus cadáveres servirán de comida a todas las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y no habrá quien las espante.
27 »Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón de que no puedas ser curado.
28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu,
29 y palparás al mediodía como palpa el ciego en la oscuridad. No serás prosperado en tus caminos; no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.
30 »Te desposarás con una mujer y otro hombre dormirá con ella; edificarás una casa y no habitarás en ella; plantarás una viña y no la disfrutarás.
31 Tu buey será matado ante tus propios ojos, y no comerás de él; tu asno será arrebatado en tu presencia, y no te será devuelto; tus ovejas serán entregadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.
32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos lo verán, y desfallecerán tras ellos todo el día, pero nada podrás hacer.
33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo lo comerá un pueblo que no conociste, y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días.
34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos.
35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.
36 »Jehová os llevará, a ti y al rey que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conocíais, y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra.
37 Serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla en todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.
38 Sacarás mucha semilla al campo y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.
39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá.
40 Tendrás olivos en todo tu territorio, pero no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.
41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.
42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.
43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.
44 Él te prestará a ti y tú no le prestarás a él; él estará a la cabeza y tú a la zaga.
45 »Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, te perseguirán y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová, tu Dios, para guardar los mandamientos y los estatutos que él te mandó.
46 Y serán sobre ti y tu descendencia como una señal y un prodigio para siempre.
47 »Por cuanto no serviste a Jehová, tu Dios, con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías abundancia de todas las cosas,
48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviará Jehová contra ti, con hambre, con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas. Él pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.
49 Jehová traerá contra ti una nación venida de lejos, de los confines de la tierra, que volará como águila, una nación cuya lengua no entiendas;
50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto del anciano ni perdonará al niño.
51 Ella se comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.
52 »Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra los muros altos y fortificados en que tú confías. Sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová, tu Dios, te haya dado.
53 Comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová, tu Dios, te dio, en medio del sitio y el apuro con que te angustiará tu enemigo.
54 El hombre más amable y delicado entre los tuyos mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón y al resto de los hijos que le queden,
55 para no compartir con ellos la carne de sus hijos, que él se comerá, por no haberle quedado nada en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades.
56 La más amable y delicada entre vosotros, de tan pura delicadeza y ternura que nunca intentaría sentar sobre la tierra la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido de su corazón, a su hijo, a su hija,
57 y por carecer de todo, se ocultará para comer la placenta que sale de entre sus pies y a los hijos que dé a luz, en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en tus ciudades.
58 »Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta Ley que están escritas en este libro, temiendo a ese nombre glorioso y temible de Jehová, tu Dios,
59 entonces Jehová aumentará terriblemente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, enfermedades malignas y duraderas,
60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.
61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta Ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.
Las maldiciones no se detienen hasta que uno las rompa completamente. Hay que tener fortalezas espirituales para poder combatirlas y darles las armas a nuestros hijos para que no sean transmitidas. Nuestras futuras generaciones debes estar preparadas con defensas espirituales, ya que solamente con el poder del Espíritu Santo uno podrá romper las cadenas de maldiciones que venimos arrastrando.
El que se dice cristiano y trae maldiciones cargando quizá su salvación no sea totalmente segura. Ver Salmo 10:4-7
4 el malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos. 5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
tus juicios los tiene muy lejos de su vista; a todos sus adversarios desprecia. 6 Dice en su corazón: «No caeré jamás; nunca me alcanzará la desgracia». 7 Llena está su boca de maldición y de engaños y fraude;
debajo de su lengua hay insulto y maldad.
Las maldiciones vienen del área del orgullo. Una persona orgullosa es aquella que dice que pueda hacerlo solo, sin el poder de Dios. Las personas que están llenas de orgullo van siempre a maldecir
El significado de la palabra orgullo: Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.
La persona orgullosa siempre desvalora a una persona para poder exaltarse. Hay que leer Santiago 3:13-18.
13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
14 Pero si tenéis celos amargos y rivalidad en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. 15 No es esta la sabiduría que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica,
16 pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa.
17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
La sabiduría es percibida aquí, siguiendo la tradición bíblica, como el saber ordenar toda la vida de acuerdo con la voluntad de Dios.
Como humanos tenemos una lucha constante contra el ‘rey del mundo” quien interviene para evitar que sigamos la voluntad de Dios.
Ver Efesios 6:12-13
12 porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes.
Hay que protegerse para que Dios se encargue de quienes te hablan con palabras negativas.
Ver 2 de Corintios 5:14-16
14 El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;15 y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
Si vivimos en Cristo podremos personar a quienes nos maldicen, porque entendemos perfectamente el plan del enemigo. Tal y como Jesús lo dijo en la Cruz (Lucas 23:24) y lo que Esteban dijo en (Hechos 7:60).
La persona que no sabe la Palabra de Dios y actúa a favor de la voluntad del enemigo es como una oveja ciega. (2 Corintios 2:10-11) Ver también Hebreos 12:14-15.
Para concluir: Actuar en la Palabra de Dios, detiene toda maldición.
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