El ministerio ALPHA & OMEGA de la Iglesia Universal de la Vida esta desarrollando congregaciones ofreciendo clases de la Biblia en español y cadenas de oración para los necesitados. Necesitamos sitios para enseñar la Palabra de Dios. Póngase en contacto con el Reverendo Armando García ULCM enviando un correo electrónico a: alphayomega.wwjd@gmail.com
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¿Acaso sientes que tú enfrentas influencias negativas todos los días de tu vida? Tal vez parece ser que este tipo de influencias son demasiado grandes como para que tú las puedas vencer, y tú estás sintiendo que están comenzando a tomar el control total de tu vida. Tal vez tú te sientas un prisionero espiritual, pero no sabes qué es lo que te está oprimiendo.
¡Ya es tiempo de levantarse en victoria por encima de todas estas influencias! A través del poder del Espíritu Santo, tú puedes llegar a ser completamente libre de:
Maldiciones que existan desde generaciones pasadas.
Problemas y luchas económicas y financieras.
Enfermedades y padecimientos.
Amistades destructoras.
¡No existe necesidad ni razón alguna para que tú sigas siendo un prisionero espiritual! Permite descubrir la libertad en Cristo Jesús para la cual fuiste creado!
En el mundo antiguo se creía que las maldiciones tenían un poder temible, ver Zacarías 5.4: Yo la he enviado, dice Jehová de los ejércitos, para que entre en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente en mi nombre; permanecerá en medio de su casa y la consumirájunto con sus maderas y sus piedras.
Pero si la maldición es injustificada, Dios no puede prestarle atención y, por lo tanto, carece de eficacia.
¿Cómo entonces podemos reconocer las maldiciones que han llegado a nuestras vidas? ¿De dónde vienen? ¿Cómo fue que llegaron y nos han estado atormentando?
Para encontrar respuesta a esas interrogantes es bueno analizar nuestro pasado familiar. Saber donde existieron conflictos entre los integrantes de la familia. Los regaños, las malas palabras contra uno o contra algún ser querido.
También hay que ver como en nuestro hogar, nuestros seres queridos se expresan con groserías, malas palabras, hay pleitos de odio y dolor. También se puede ver todo eso o cosas peores en el trabajo e incluso en la iglesia donde es común que gente juzgue a otros con prejuicio o que detesta por medio de palabras amargas, llenas de odio y resentimiento.
La manera como nos trataron nuestros padres, todavía tiene influencia sobre nosotros, y realmente no reconozcamos la atadura que sigue en nuestras vidas. Vivimos girando sin dirección sin saber qué hacer.
Las palabras negativas son como cuerdas atadas a todo lo que hacemos. Aun cuando tratamos de obedecer a Dios y de seguir su Palabra en nuestras vidas, las palabras de nuestro pasado estarán afectando nuestro caminar cristiano.
Esas palabras negativas son realmente maldiciones o proclamaciones salidas de una voluntad dañada o enferma. Una maldición es una abominación que toma lugar, es aborrecimiento que desprecia a otra persona y que le trasmite maldad.
Esas palabras negativas crean maldiciones que las traemos arrastrando por generaciones. Ver Proverbios 18: 20-21.
20 Del fruto de la boca del hombre se llena su vientre; se sacia del producto de sus labios. 21 La muerte y la vida están en poder de la lengua; el que la ama, comerá de sus frutos.
Cada palabra produce fruto. Ya sea beneficioso o dañino. Y dentro de cada fruto se encuentran semillas de reproducción que pueden influenciar en nuestra vidas para bien o para mal. Las semillas bien pueden estar persiguiéndonos por varias generaciones. Y claro ya hicieron raíces.
Ver Éxodo 20:5
No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso,que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
Las maldiciones por generaciones son reales. Nuestras propias familias nos la recalcan o nos la embarran en nuestras caras, que hasta ya se nos hace costumbre y la tomamos de manera normal.
Es cierto que somos responsables de nuestras acciones, pero tal vez no lo seamos de las causas que nos motivan a hacer tales acciones.
Nuestros antepasados nos transmitieron las maldiciones que cargamos y si no aceptamos y seguimos a Cristo, seguiremos la misma tradición a las generaciones futuras.
Ver Gálatas 3: 13-14
13 Cristo nos redimióde la maldición de la Ley, haciéndose maldiciónpor nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero»), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu.
Uno no recibirá la verdad de la Palabra de Dios hasta que se actúe por medio de Fe. La Biblia dice que por las heridas de Jesús tú “fuiste sanado”. Ver 1 de Pedro 2:24.
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!
Ver Isaías 53:4
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios!
A pesar de que Cristo llevó todo dolor, enfermedad y maldición a la cruz, si no actuamos por Fe ante su sacrificio por todos nosotros, las maldiciones permanecerán en nuestras vidas hasta que con cualquier otra promesa de la Palabra de Dios, pongamos en acción la Fe que tenemos en ÉL.
Las maldiciones pueden venir desde hace 1,000 años. Tal vez alguno de nuestros antepasados transmitió las maldiciones porque odiaba a Cristo y murió sin haber nacido de nuevo, es decir sin aceptarlo como su salvador y ni tampoco servirle.
Hay que leer Deuteronomio 28: 15 al 61. Para ver si las maldiciones descritas por Moisés tienen aplicación alguna en los antecedentes de nuestras familia.
15 »Pero acontecerá, si no oyes la voz de Jehová, tu Dios, y no procuras cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te ordeno hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones.
16 »Maldito serás tú en la ciudad y maldito en el campo. 17 »Maldita serán tu canasta y tu artesa de amasar. 18 »Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. 19 »Maldito serás en tu entrar y maldito en tu salir. 20 »Jehová enviará contra ti la maldición, el quebranto y el asombro en todo cuanto pongas tu mano y hagas, hasta que seas destruido y perezcas muy pronto a causa de la maldad de las obras por las cuales me habrás dejado. 21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te haga desaparecer de la tierra a la cual vas a entrar para tomarla en posesión. 22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía,con calamidad repentina y con añublo, que te perseguirán hasta que perezcas. 23 »Los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y de hierro la tierra que está debajo de ti. 24 Dará Jehová como lluvia a tu tierra polvo y ceniza;[i] de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. 25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos y por siete caminos huirás de ellos. Serás el espanto de todos los reinos de la tierra. 26 Tus cadáveres servirán de comida a todas las aves del cielo y a las fieras de la tierra, y no habrá quien las espante. 27 »Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón de que no puedas ser curado. 28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu, 29 y palparás al mediodía como palpa el ciego en la oscuridad. No serás prosperado en tus caminos; no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve. 30 »Te desposarás con una mujer y otro hombre dormirá con ella; edificarás una casa y no habitarás en ella; plantarás una viña y no la disfrutarás. 31 Tu buey será matado ante tus propios ojos, y no comerás de él; tu asno será arrebatado en tu presencia, y no te será devuelto; tus ovejas serán entregadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. 32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo; tus ojos lo verán, y desfallecerán tras ellos todo el día, pero nada podrás hacer. 33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo lo comerá un pueblo que no conociste, y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días. 34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos. 35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado. 36 »Jehová os llevará, a ti y al rey que hayas puesto sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conocíais, y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra. 37 Serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla en todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová. 38 Sacarás mucha semilla al campo y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá. 39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá. 40 Tendrás olivos en todo tu territorio, pero no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá. 41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio. 42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta. 43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo. 44 Él te prestará a ti y tú no le prestarás a él; él estará a la cabeza y tú a la zaga. 45 »Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, te perseguirán y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová, tu Dios, para guardar los mandamientos y los estatutos que él te mandó. 46 Y serán sobre ti y tu descendencia como una señal y un prodigio para siempre. 47 »Por cuanto no serviste a Jehová, tu Dios, con alegría y con gozo de corazón, cuando tenías abundancia de todas las cosas, 48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviará Jehová contra ti, con hambre, con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas. Él pondrá un yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte. 49 Jehová traerá contra ti una nación venida de lejos, de los confines de la tierra, que volará como águila, una nación cuya lengua no entiendas; 50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto del anciano ni perdonará al niño. 51 Ella se comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte. 52 »Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan en toda tu tierra los muros altos y fortificados en que tú confías. Sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová, tu Dios, te haya dado. 53 Comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová, tu Dios, te dio, en medio del sitio y el apuro con que te angustiará tu enemigo. 54 El hombre más amable y delicado entre los tuyos mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón y al resto de los hijos que le queden, 55 para no compartir con ellos la carne de sus hijos, que él se comerá, por no haberle quedado nada en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en todas tus ciudades. 56 La más amable y delicada entre vosotros, de tan pura delicadeza y ternura que nunca intentaría sentar sobre la tierra la planta de su pie, mirará con malos ojos al marido de su corazón, a su hijo, a su hija, 57 y por carecer de todo, se ocultará para comer la placenta que sale de entre sus pies y a los hijos que dé a luz, en medio del asedio y la angustia a que te reducirá tu enemigo en tus ciudades. 58 »Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta Ley que están escritas en este libro, temiendo a ese nombre glorioso y temible de Jehová, tu Dios, 59 entonces Jehová aumentará terriblemente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, enfermedades malignas y duraderas, 60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán. 61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta Ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido. Las maldiciones no se detienen hasta que uno las rompa completamente. Hay que tener fortalezas espirituales para poder combatirlas y darles las armas a nuestros hijos para que no sean transmitidas. Nuestras futuras generaciones debes estar preparadas con defensas espirituales, ya que solamente con el poder del Espíritu Santo uno podrá romper las cadenas de maldiciones que venimos arrastrando. El que se dice cristiano y trae maldiciones cargando quizá su salvación no sea totalmente segura. Ver Salmo 10:4-7 4 el malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos. 5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
tus juicios los tiene muy lejos de su vista; a todos sus adversarios desprecia. 6 Dice en su corazón: «No caeré jamás; nunca me alcanzará la desgracia». 7 Llena está su boca de maldición y de engaños y fraude;
debajo de su lengua hay insulto y maldad. Las maldiciones vienen del área del orgullo. Una persona orgullosa es aquella que dice que pueda hacerlo solo, sin el poder de Dios. Las personas que están llenas de orgullo van siempre a maldecir El significado de la palabra orgullo: Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas. La persona orgullosa siempre desvalora a una persona para poder exaltarse. Hay que leer Santiago 3:13-18.
13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
14 Pero si tenéis celos amargos y rivalidad en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. 15 No es esta la sabiduría que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica, 16 pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa. 17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. La sabiduría es percibida aquí, siguiendo la tradición bíblica, como el saber ordenar toda la vida de acuerdo con la voluntad de Dios. Como humanos tenemos una lucha constante contra el ‘rey del mundo” quien interviene para evitar que sigamos la voluntad de Dios. Ver Efesios 6:12-13 12 porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes. Hay que protegerse para que Dios se encargue de quienes te hablan con palabras negativas. Ver 2 de Corintios 5:14-16 14 El amor de Cristonos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;15 y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. 16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. Si vivimos en Cristo podremos personar a quienes nos maldicen, porque entendemos perfectamente el plan del enemigo. Tal y como Jesús lo dijo en la Cruz (Lucas 23:24) y lo que Esteban dijo en (Hechos 7:60). La persona que no sabe la Palabra de Dios y actúa a favor de la voluntad del enemigo es como una oveja ciega. (2 Corintios 2:10-11) Ver también Hebreos 12:14-15. Para concluir: Actuar en la Palabra de Dios, detiene toda maldición.
Romanos capítulo 8 es uno de los capítulos de la Biblia más estimulantes y conmovedores y de mayor bendición para la persona que está “EN CRISTO JESÚS” (comparar v.1 y v.39). El capítulo comienza con NINGUNA CONDENACIÓN (v.1) y termina con NINGUNA SEPARACIÓN (vs.35-39). La palabra clave en la primera parte de este capítulo es la palabra “ESPÍRITU” (aparece 20 veces en el capítulo 8, en tanto que solo aparece 4 veces en los primeros 7 capítulos).
Romanos 8:1-14
Contraste Entre la Persona Dominada por la Carne y la Persona Dominada por el Espíritu Santo
Dos Categorías
LA PERSONA
DOMINADA POR LA CARNE
“los que son de la carne” (v.5)
LA PERSONA
DOMINADA POR EL ESPÍRITU
“los que son del Espíritu” (v.5)
No puede vivir de otra manera. “Lo que es nacido de la carne, carne es” (Juan 3:6). La persona que está “en la carne” tiene que vivir en ese reino. Está dominado por su naturaleza pecaminosa heredada de Adán.
Está obligado a mortificar (hacer morir) las obras de la carne (v.13). POSICIONALMENTE ésto ya ha sido hecho (Gálatas 5:24), pero EXPERIMENTALMENTE esto necesita ser realizado por fe (Col. 3:5; Romanos 6:11 en vista de ROM. 6:6; etc.). Por fe tengo que considerar lo que ya ha sido hecho por Cristo.
OBSERVACIONES: hay una sola manera en que puede vivir un hombre no salvo. El está “en la carne” y tiene que vivir y andar “conforme a la carne” (Romanos 8:8 y compare v.4). No puede hacer otra cosa sino cumplir los deseos de la carne. Está totalmente esclavizado por el pecado que mora en él. Este andar conforme a la carne se describe en Efesios 2:1-3 y Efesios 4:17-19.
La persona salva es descrita como estando “en el Espíritu” (Romanos 8:9) y ya no está en el reino de la carne (Romanos 8:9). El santo Espíritu de Dios mora en él. Su vida está dominada por la Persona y la Presencia de Dios el Espíritu Santo y aún cuando no ande rectamente, el Espíritu hará notar Su presencia contristada (Efesios 4:30).
Considerando la vida de una persona salva en su totalidad, no puede decirse que esté dominada por la carne. Podrá caer en pecado, pero no persistirá en el pecado (1 Juan capítulo 3). Por la convicción del Espíritu, por confesión y, si es necesario, por disciplina (1 Co. 11:31-32) él es llevado de vuelta al camino de la obediencia. El creyente puede manifestar en cualquier momento cualquiera de las obras de la carne (Gálatas 5:19-21), pero su vida no estará dominada por las obras de la carne, porque los que “practican tales cosas (tiempo presente—siguen haciendo; los que persisten en estas cosas) no heredarán el reino de Dios” (Gálatas 5:21 y comparar 1 Corintios 6:9-11 y Efesios 5:5).
Al mismo tiempo, la Biblia pone en claro que el creyente puede estar controlado por la carne. Romanos capítulo 8 no trata con ésto, sino Romanos 13:12-14. Ver también 1 Corintios 3:1-3 y Gálatas 5:16-25. Es una anormalidad terrible que un creyente que está “en el Espíritu” ande como el hombre que está “en la carne”, y que una nueva criatura en Cristo, ande como un mero hombre no regenerado (1 Co. 3:3), pero, lamentablemente, sucede.
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu,
El tema de la vida según el Espíritu, planteado ya en Romanos 7.6, se desarrolla en el capítulo 8; es el punto culminante hacia el cual se dirigen los capítulos anteriores y, a la vez, es la base para la conducta a que exhortan los capítulos. 12--15.
La persona que está “EN CRISTO JESÚS” está salva y segura para siempre (v.1). Romanos capítulo 8 es uno de los capítulos clave de la Biblia, que expone muy claramente la doctrina de la seguridad eterna.
“Ninguna condenación (juicio)” (v.1). Ni un poco de condenación. Comparar también Juan 3:18; 5:24 y 1 Corintios 11:32. La palabra “condenación” significa literalmente “juicio que cae (sobre alguien)”. El juicio de Dios no caerá sobre mí. ¿Por qué no? Ver Romanos 7:24; 8:2 – He sido liberado y libertado de la ley del pecado y de la muerte. Si aún estuviera bajo la ley del pecado y de la muerte, entonces yo estaría bajo la condenación de Dios (el pecado demanda juicio, muerte y condenación – el castigo por el pecado tiene que pagarse). Pero, alabado sea Dios, el Calvario se ocupó de todo ello. Dios condenó a Su Hijo (Romanos 8:3) para que yo nunca fuese condenado (Romanos 8:1). El juicio de Dios cayó sobre Su único Hijo unigénito, para que Su juicio no tuviera que caer sobre mí. Yo no estoy condenado, antes bien YO ESTOY JUSTIFICADO. Recuerda la enseñanza de la última parte de Romanos 5. EN ADÁN yo estoy condenado, pero EN CRISTO, estoy justificado.
El verdadero creyente no vendrá a condenación o juicio (Juan 5:24). “No hay condenación” para él (Romanos 8:1). Todos sus pecados han sido tratados en la cruz. El juicio del creyente por el pecado tuvo lugar hace como 2000 años, cuando Cristo fue juzgado y condenado por nosotros. ÉL fue castigado y condenado por mis pecados. La ira de Dios fue derramada sobre ÉL. “ÉL herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. El Señor cargó en ÉL el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6). Y cuando venimos a Cristo en fe, somos justificados y declarados “NO CULPABLE” por el Juez del universo entero. “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:33-34). Si Dios nunca nos condenará y si Dios nunca nos acusará de culpa, entonces no necesitamos preocuparnos.
Estamos “en Cristo Jesús”, en Aquel que es NUESTRA VIDA. Estamos tan identificados con el Cristo resucitado y glorificado, que tal como ÉL es, así somos nosotros. La condenación nunca podría caer sobre nosotros, porque estamos identificados y unidos a ÉL. En otras palabras, estamos tan identificados con Cristo, que si Dios nos condenara a nosotros, ÉL tendría que condenar también a Su Hijo. ¡Imposible! “En ésto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como ÉL es, así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17).
Por una parte se nos dice que el creyente no vendrá a condenación (Juan 5:24 y Romanos 8:1) y por otra parte se nos dice que todo creyente estará ante el Tribunal de Cristo (Romanos 14:10). ¿Cómo pueden entenderse estos dos hechos aparentemente contradictorios? 1) El creyente nunca estará ante Dios como JUEZ para ser condenado por sus pecados y para ser castigado por sus pecados. Esta condenación y este castigo ya han caído sobre Cristo, nuestro Sustituto (Romanos 8:3 y ver el párrafo anterior). Recuerda, si el creyente tuviera que ser condenado por un solo pecado, eso sería suficiente como para condenarlo para siempre al lago de fuego. 2) El creyente estará ante el BEMA o el Tribunal de Cristo para dar cuenta sobre qué tan fielmente ha vivido la Vida Cristiana desde el día en que fue salvo. El asunto no será condenación o no condenación, sino el asunto será recompensas o pérdida de recompensas (1 Corintios 3:12-15). La pérdida de recompensas no significa pérdida de la salvación. Aún el cristiano más infiel “será salvo” y no condenado ante el tribunal de Cristo (1 Corintios 3:15).
¿Quién puede reclamar y disfrutar de esta maravillosa declaración de “NINGUNA CONDENACIÓN”? Sólo los que están “EN CRISTO JESÚS” (v.1). No hay lugar más seguro donde estar. En los días de Noé había un solo lugar seguro donde estar – en el arca. El juicio de Dios cayó sobre todos los que no estaban en el arca. Jesucristo es hoy nuestra Arca de Salvación. Los que tienen una posición en ÉL, están salvos y seguros y ya no están en peligro del juicio de Dios.
“En Cristo Jesús” – todas las cosas maravillosas acerca de las cuales nos hablará Pablo en Romanos 8 se aplican solamente a los que están en Cristo Jesús. Todo verdadero creyente está “en Cristo” (ver Gálatas 3:26-28: “bautizados en Cristo” por fe). La última vez que nos encontramos con esta expresión “en Cristo Jesús” fue en Romanos 6:23. En Cristo tenemos vida eterna (Romanos 6:23). En Cristo no hay condenación (Romanos 8:1). En Cristo somos realmente bendecidos (Efesios 1:3).
Si nuestra ninguna condenación dependiera de nuestro andar, todos nosotros estaríamos en problemas. ¿Quién de nosotros tiene un ANDAR tan perfecto que pudiera presentarlo a Dios y que Dios no encontrara falta ni condenación en él? ¿Quién de nosotros anda siempre conforme al Espíritu y nunca anda conforme a la carne? ¿Quién de nosotros podría decir que nuestro andar es perfecto y sin pecado (1 Juan 1:8-10)? ¿Quién de nosotros podría decir que no necesita un Abogado para con el Padre, a Jesucristo el Justo, para aquellos momentos en que nuestro andar no es lo que debería ser? Todas las gracias sean a nuestro bondadoso y misericordioso Salvador, que nuestra justificación y liberación de la condenación depende solamente de nuestro Señor Jesucristo, Su sangre derramada y de Su VIDA sin fin. Si dependiera de nuestro andar, todos nos bañaríamos en el lago de fuego para siempre.
2 porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. La ley del Espíritu de vida se contrapone a la ley del pecado y de la muerte, que puede referirse tanto al principio del mal (Romanos 7.21, 23), como a la Ley de Moisés.
Comparar con Romanos 7:24. La pregunta era “¿Quién me librará?” La respuesta en Romanos 8:2 es ésta: “Cristoya me ha librado”. La última parte de Romanos capítulo 7 era una descripción de la lucha del creyente y su CONDICIÓN de fracaso. En el capítulo 8, Pablo anima al creyente a fijar su mirada en su prefecta e infalible POSICIÓN en Cristo Jesús. Mientras más confiemos en los hechos de Dios acerca de nuestra POSICIÓN, tanto más esto afectará y cambiará nuestra presente CONDICIÓN.
Romanos 8:2 menciona dos leyes. Ilustración: La ley de la gravedad y la ley de la aerodinámica. La ley de la gravedad dice que un objeto metálico grande y pesado en el cielo tiene que caer y estrellarse (el avión tiene que estrellarse). Pero la ley de la aerodinámica es una ley superior y vence la ley de la gravedad y permite que el pesado avión remonte y vuele y no se estrelle. La ley del pecado y de la muerte me lleva a caer y a fracasar y a derrumbarme (Romanos 7:23-25), pero la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me capacita para vivir una vida que agrade a Dios (Romanos 8:2).
3 Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne,Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado,condenó al pecado en la carne, Hechos 13.38-39. Débil por la carne. Jesucristo, como hombre, participó de la debilidad física propia de todo ser humano y estuvo sometido a la muerte. Véase Romanos 7.14. Juan 1.14; Hebreos 2.17-18; 4.15.
A causa del pecado: traducción de una frase que se usa para referirse a las ofrendas por el pecado (Levítico 4). También puede traducirse como sacrificio por el pecado o para poner fin al pecado.
Hay ciertas cosas que la ley no puede hacer. La ley es justa, pero no puede justificar (Romanos 7:12; 3:20). La ley es santa, pero no puede santificar (Romanos 7:12). La ley me puede decir que soy un pecador, pero no puede hacerme santo. (El espejo puede mostrarme mi suciedad, pero no puede limpiarme). Lo que la ley no pudo hacer, DIOS LO HIZO. Lo que LA LEY no pudo hacer, ELCORDERO sí lo pudo hacer.
¿Por qué era débil la ley? El problema no era con la ley, sino conmigo. Era “débil por la carne” (comparar 7:14). En realidad, la ley es muy poderosa. La ley puede DAR VIDA si una persona CUMPLE TODOS LOS MANDAMIENTOS TODO EL TIEMPO (Lucas 10:25-28; Mateo 19:16-17), pero nadie de nosotros ha hecho ésto o podría hacer ésto, de modo que la ley no puede dar vida. No puede traer bendición, sólo maldición (Gálatas 3:10-11). Pero la debilidad es nuestra y no de la ley.
Note como se expone el evangelio en Romanos 8:3. En esencia está diciendo que Dios envió a Su Hijo único e impecable (literalmente “Hijo de ÉL Mismo”) para ser condenado en nuestro lugar y para morir por nuestros pecados. ¿Por qué hizo ésto? Para que podamos vivir a la justicia (v.4 comparar 1 Pedro 2:24).
Note con cuanto cuidado Pablo dice estas cosas. Si lo hubiese dicho de una manera ligeramente diferente, habría sido una herejía (una enseñanza falsa acerca de la persona de Cristo). El no dijo “en semejanza de carne”, porque esto sería decir que Cristo no era realmente un hombre. Cristo vino en carne y fue un verdadero Hombre (1 Juan 4:2-3). Pablo no dijo “en carne de pecado”, porque eso habría hecho de Cristo un pecador. ¿Qué estaba diciendo Pablo? El está diciendo que Cristo era verdaderamente un hombre, pero que no era un hombre pecador.
“A causa del pecado” – como un sacrificio por el pecado. ÉL ocupó mi lugar. Comparar 2 Corintios 5:21. La condenación se refiere al juicio de Dios que cae sobre una persona. El juicio de Dios por el pecado cayó sobre mi inocente Sustituto cuando ÉL murió en la cruz, para que no caiga sobre mí (Romanos 8:1). El fuego del juicio de Dios quemó la cruz y la tierra alrededor, para que cuando yo tome mi lugar (por fe) al pie de la cruz, el fuego de Dios no me queme a mí (el fuego no quemará dos veces la misma área).
4 para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. “Justicia” significa “justas demandas”. La ley tiene ciertas demandas justas. La ley demanda y requiere que una persona viva una vida justa, amando a Dios (perfectamente) y amando al prójimo (perfectamente). ¿Cómo puedo cumplir lo que la ley requiere? ¿Cómo puedo guardar la ley? La Persona y el Poder del Espíritu Santo lo hace posible. Observe con cuidado que el versículo no dice “por nosotros”, dice “en nosotros”. Esto es algo que Dios hace EN MÍ por Su poder y por Su operación y por Su Espíritu. “La carne” es lo que yo hago en y por mí mismo (lo que yo produzco). “El Espíritu” se refiere a lo que Dios hace en mí por la Persona del Espíritu Santo que mora en mí. La ley requiere que YO AME A DIOS y QUE AME A MI PRÓJIMO (Mateo 22:36-40). Estos dos mandamientos no solo resumen los Diez Mandamientos, sino todos los mandamientos de Dios. Yo no puedo cumplir la ley tratando de cumplir la ley. Un pecador no puede guardar la santa ley de Dios; es imposible. Aún un “pecador renovado” no puede hacer ésto. Como vimos en Romanos 7:14-25, la persona salva quiere, pero no puede: “El querer el bien (cumplir la ley de Dios) está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18). La clave para cumplir la ley es AMOR (Romanos 13:8-10 y Gálatas 5:14). La clave para tener AMOR es un andar conforme al Espíritu (Gálatas: 13-23 y Romanos 8:4). Es el Espíritu de Dios entonces el que produce en mi este AMOR (Gálatas 5: 22). Yo no puedo, pero ÉL puede. Si una persona está andando conforme al Espíritu, entonces Dios está obrando en ella produciendo esa vida justa. Somos hechura Suya (Efesios 2:10). Es imposible para mí, esto es en mi carne, cumplir la ley de Dios. Es imposible para Dios en mí, (cuando le permito hacer Su obra) no cumplir la ley. Lo que la carne nunca podría hacer, Dios puede hacer (comparar versículo 3). 5 Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, “Pensar”= poner la mira (esta expresión es usada en Mateo 16:23 y Colosenses 3:2). “En las cosas dela carne”—se refiere a quienes están dominados por su naturaleza adánica pecaminosa. El versículo 6 debería traducirse “porque la mente de la carne es muerte; pero la mente del Espíritu es vida y paz” (comparar Romanos 6:21-23). 7 por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden;
“Por cuanto los designios de la carne (la mente de la carne) son enemistad contra Dios”. La carne siempre está contra Dios. La carne es enemiga de Dios. “Se sujeta” = somete. La carne no es sumisa. En cambio, se rebela contra Dios. Se subleva contra Dios y contra la ley de Dios. Una ilustración de esto se encuentra en Números 14:9-10, 27-29; 40-44 (Si Dios viene con nosotros, no iremos. Si Dios no va con nosotros, iremos. Cualquier cosa que Dios diga, ellos harán lo contrario). “Ni tampoco pueden” – la carne es incapaz de someterse. Es imposible que la carne se someta a Dios. La carne pecaminosa del hombre (la naturaleza pecaminosa del hombre) es rebelde (no se somete).
Hay cinco cosas que nunca sucederán a la carne:
La carne no puede ser cambiada. La carne rebelde que no se somete, nunca será transformada en una carne sumisa y obediente. El método de Dios para tratar con la carne no es cambiarla, sino CONDENARLA (Romanos 8:3) y CRUCIFICARLA (Gálatas 5:24; 2:20 y comparar Romanos 6:6).
La carne no puede ser reformada. No puede ser corregida o restaurada o purificada. Lo que es corrupto, permanece corrupto. Lo que es desesperadamente malvado, permanece desesperadamente malvado (Jeremías 17:9). La Iglesia fue reformada (nos referimos a la “Reforma” protestante) y restaurada hasta cierto grado de pureza, pero la carne nunca tendrá una reforma. Hace 2000 años no tuvo una REFORMA sino una CRUCIFIXIÓN.
La carne no puede ser entrenada (educada). Se niega a cambiar sus caminos. Es inmutable. Nunca podrás enseñar a la carne como agradar a Dios. La carne es incorregible –no es posible que sea corregida o enmendada. La carne se niega a cambiar sus costumbres. Las obras de la carne siempre permanecen las mismas (ver Gálatas 5:19-21).
La carne no puede ser mejorada. Siempre permanece igual: depravada, corrupta, malvada, pecaminosa, mala, contraria a Dios, rebelde, porfiada, orgullosa, etc.
La carne no puede ser reconciliada con Dios. Siempre se opondrá a Dios (ver Gálatas 5:17). Nunca estará en paz con Dios; por el contrario, hay una lucha constante. Dios nunca podrá estar en armonía con lo que no está en armonía con Su carácter santo y justo.
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Todo hijo de Dios puede regocijarse en este hecho: “Pero los que son de Cristo (los que pertenecen a Cristo) han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24).
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Por cuanto estas cosas, respecto a la carne, son así (v.7), los que están EN LA CARNE (los que no son salvos) NO PUEDEN agradar a Dios (es imposible para ellos agradar a Dios). Comparar Hebreos 11:6 (los que están en la carne, son los que están sin fe). Para un comentario del Antiguo Testamento sobre Romanos 8:8 ver Proverbios 15:8, 9, 26. La carne nunca jamás podrá agradar a Dios. Para la mayoría de las personas es muy, muy difícil aceptar la verdad de este versículo. Está diciendo que todo lo que hice en mi vida (antes de venir a Cristo) era inaceptable para Dios y no le agradaba. Nosotros podemos haber considerado muchas cosas como buenas y rectas y dignas de alabanza, pero Dios no estaba complacido. La única manera en que podemos agradar a Dios es “POR JESUCRISTO” (Hebreos 13:21).
¿Qué sugieren los versículos 7 y 8 acerca de la persona que tiene la mente del Espíritu? (Ocuparse del Espíritu es tener la mente del Espíritu o tener una mente espiritual). Veamos lo opuesto: La mente espiritual (la mente del Espíritu) es un amigo de Dios (está en paz con Dios, no hay guerra, no hay hostilidad), porque es sumisa a la ley de Dios (Romanos 8:4) y siempre lo será. De modo que los que viven según el Espíritu PUEDEN agradar a Dios. El versículo siguiente habla de los que están en el Espíritu:
9 Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios está en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
“Mas vosotros” (en contraste con los que están en la carne). Vosotros no estáis en la carne. Ustedes pueden agradar a Dios. Toda persona salva está “EN EL ESPÍRITU” y toda persona no salva está “EN LA CARNE”. Todo creyente es “espiritual” en el sentido que TIENE el Espíritu (ver Judas 19). “Mora” = tiene su hogar en ti. Tu cuerpo es la casa del Espíritu o su morada o su templo santo (1 Corintios 6:19-20).
Pablo está diciendo aquí que TÚ ESTÁS EN EL ESPÍRITU, SI EL ESPÍRITU ESTÁ EN TÍ. Si el Espíritu no está en ti, entonces estás en la carne (no eres salvo). “Alguno” = alguien. “No es de ÉL” = él (esta persona, que no tiene el Espíritu) no es “de ÉL”, es decir, no pertenece a Cristo, no es de ÉL, no es un cristiano, de modo que no es salvo. Por inferencia, este versículo nos enseña claramente que en todo verdadero cristiano mora el Espíritu Santo. Si una persona es salva, el Espíritu Santo MORA (habita) en ella, y ella está en la esfera del Espíritu. Cada creyente en Cristo recibe el Espíritu Santo con la única condición de su fe en Cristo (Juan 7:37-39). No hay tal cosa como un verdadero creyente que no tiene el Espíritu Santo. El verdadero cristiano ya no está “en la carne” (en la esfera de la carne). El no está en la carne, pero la carne está en él (Romanos 7:18). Observe como es designado el Espíritu Santo: “Espíritu”, “Espíritu de Dios”, “Espíritu de Cristo”.
El versículo 9 dice que el Espíritu está en ti.
El versículo 10 dice que Cristo está en ti (ver también Juan 14:17, 20).
10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, pero el espíritu vive a causa de la justicia. Cuerpo y espíritu designan aquí, probablemente, al ser humano desde dos puntos de vista: como ser débil, está sometido a la muerte, pero como ser renovado por el Espíritu de Dios es heredero de la vida eterna. Véase Romanos 7.14.
Compare con Romanos 8:1 – Cristo está en mí (v.10) y yo estoy en Cristo (v.1). Romanos 8:9 enseña que yo estoy en el Espíritu y que el Espíritu está en mí. ¡Benditas relaciones! En Romanos 7:18 Pablo dice, “yo sé que en mí no mora el bien”, pero el creyente también puede decir, “yo sé que en mí mora el Dios vivo”. Si una persona es realmente salva, entonces Jesucristo está EN esa persona (ver 2 Corintios 13:5). De modo que lo que Pablo dice en el v.10 se aplica al verdadero creyente. Si tú eres realmente salvo, entonces esto es cierto: el cuerpo está muerto a causa del pecado. ¿En qué sentido está muerto? Tú aún no estás físicamente muerto. Pablo dice “muerto” en el sentido de “mortal” (ver v.11), lo que significa sujeto a muerte y decadencia y enfermedad a causa del pecado. El cuerpo del creyente aún no ha sido redimido (pero lo será en el futuro—Romanos 8:23). El cuerpo del creyente aún no ha sido renovado o vigorizado o vivificado, pero lo será en el futuro (Romanos 8:11).
“El espíritu vive a causa de la justicia”. Este versículo hace un contraste entre el cuerpo del creyente y el espíritu del creyente. El espíritu no está muerto, es VIDA. Hemos sido vivificados o avivados (se nos dio vida) espiritualmente (Efesios 2:1,5). Mi espíritu fue vivificado o reavivado en el momento en que fui justificado. La vivificación de mi espíritu ya tuvo lugar en el momento de mi salvación (Romanos 8:10); la vivificación de mi cuerpo tendrá lugar en el futuro, en el día de la resurrección (Romanos 8:23).
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros. “El que levantó de los muertos a Cristo Jesús” se refiere a Dios el Padre. Si el Espíritu de Dios mora en ti (y esto es así, si eres salvo—Romanos 8:9), entonces Dios vivificará (dará vida en el futuro) tu cuerpo mortal (tu cuerpo que todavía no ha sido redimido y que está sujeto a enfermedad, deterioro y muerte). Si el Dios Omnipotente pudo levantar a Jesús de los muertos, ciertamente también podrá cuidar de nuestros cuerpos. Esta es una maravillosa promesa de la futura resurrección de los creyentes. La presencia del Espíritu en ti ahora, es la garantía de tu futura resurrección (Efesios 1:13-14; 4:30). 12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne, “Deudores” = los que tienen una obligación (Romanos 1:14). No somos deudores a la carne, porque ahora vivimos en la esfera del Espíritu. No tenemos ninguna obligación para con la carne. Nada le debemos a la carne. De hecho, ya le hemos dado demasiado a la carne. Ya hemos estado demasiado tiempo en la carne (ver 1 Pedro 4:2-3) y ya hemos pecado demasiado en la carne. Más bien, soy deudor a vivir según el Espíritu. Esta es mi obligación cristiana. 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. “Vivamos” =tiempo presente (constante y habitualmente). La muerte (separación de Dios) está al final de una vida vivida según la carne (Romanos 6:21). “Hacer morir” = mortificar (la misma palabra se encuentra en Romanos 8:36 “muertos”). ¿Cómo hacemos ésto? ¿Cómo mortifica y hace morir el creyente las obras de la carne?
La Doctrina Bíblica de la MORTIFICACIÓN
Notemos primeramente que debemos mortificar (hacer morir) “por el Espíritu”. Esto es algo que se hace por el poder del Espíritu, no por nuestro propio poder. Hay dos aspectos de la mortificación del creyente que deben ser considerados:
POSICIONALMENTE ya ha sucedido. Gálatas 5:24 dice, “los que son de Cristo (los que le pertenecen a ÉL, comparar Romanos 8:9), han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”. Note que este versículo no dice que debemos hacer ésto, sino que dice que ya ha sido hecho. No dice “crucifica la carne”, sino dice (ya) “has crucificado la carne”. ¿Cuándo sucedió ésto? Hace 2000 años (comparar Gálatas 2:20). Cuando Cristo murió, yo morí. Fue entonces cuando mi crucifixión tuvo lugar.
EXPERIMENTALMENTE el creyente necesita hacerlo: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros” (Colosenses 3:5). Pero la pregunta clave es: ¿CÓMO HA DE HACERSE ESTO? La clave es la fe. La fe se afirma en el hecho de que en Cristo yo ya he muerto (ver Colosenses 3:3—“porque habéis muerto”), y por fe considero que este hecho es verdad. El “pues” de Colosenses 3:5 señala hacia la gloriosa verdad del v.3 de que ya hemos muerto con Cristo y en Cristo. De modo que se nos dice que realicemos por fe lo que Dios ya ha realizado en los hechos (Gálatas 5:24; Colosenses 3:3; Gálatas 2:20). Gálatas 5:24 expone el hecho y Colosenses 3:5 apela a la fe (basada en el hecho—Colosenses 3:3). Mientras más consideremos nuestra POSICIÓN por fe, tanto más se hará realidad (por el poder del Espíritu) en nuestra presente CONDICIÓN. Ver Romanos 6:11 y la exposición sobre “CONSIDERAR”.
14 Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, En el versículo 9 aprendimos que un verdadero cristiano es aquel en quien mora el Espíritu Santo. En este versículo tenemos otra característica de un verdadero cristiano. Todos los que son GUIADOS por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Un verdadero creyente es guiado por el Espíritu. La persona que vive según la carne (v.12), ciertamente no es guiada por el Espíritu. Ver Juan 10:26-27. ¿Cuál es el distintivo de una verdadera oveja? La verdadera oveja sigue al verdadero Pastor. Cristo guía y Sus ovejas siguen. Así mismo, aquí en Romanos 8:14 leemos que el verdadero hijo es guiado por el Espíritu. El verbo se encuentra en tiempo presente: somos guiados continua y constantemente por el Espíritu. Él está obrando siempre en nuestras vidas. Nos está guiando por el camino correcto o nos está guiando de regreso al buen camino. Nos está controlando o nos está convenciendo, pero ÉL siempre está obrando en nosotros (Él nunca nos dejará—ver Efesios 4:30). Nosotros lo estamos contristando o agradando. Nosotros estamos en la esfera del Espíritu y nunca podremos salir de esa esfera. Recuerde, estamos “en el Espíritu” (Romanos 8:9). 15 pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: « ¡Abba, Padre!»
El Espíritu de adopción: Mediante el Espíritu Santo, Dios hace hijos suyos a los creyentes (Gálatas 4.5; Efesios 1.5). Si estuvieran dominados por el espíritu de esclavitud, no tendrían confianza para acercarse sin miedo a Dios como Padre. 2 Tito 1.7.
¡Abba!: El griego ha tomado del arameo esta palabra, que significa «padre» y que caracterizaba la manera tan personal como Jesús se dirigía a Dios.
La palabra clave en el capítulo 8 es “ESPÍRITU” (se encuentra 19 veces en este capítulo). En el momento en que una persona es verdaderamente salva, ella recibe el Espíritu de Dios, que aquí es llamado “el Espíritu de adopción”. La persona salva no entra en una relación legal sino en una RELACIÓN DE AMOR (comparar Romanos 7:4). No somos como un esclavo que está temblando ante un amo duro y riguroso, sino somos como hijos ante el padre. La palabra aramea “ABBA” es explicada por la palabra siguiente “Padre”. Era una palabra muy familiar por padre, quizás parecida a la palabra “papá”. Nos asombra encontrar esta misma expresión, usada por el Señor Jesucristo Mismo, en Marcos 14:36. Los creyentes tienen la misma relación íntima con su Padre Celestial como la que Cristo tenía, para la alabanza de Su gracia. Nadie puede estar más cercano y ser más amado por el Padre Celestial que aquellos que están “en Cristo”.
“Cerca, tan cerca de Dios, más cerca no podría estar
Pues en la persona del Hijo de Dios, estoy tan cerca como ÉL
Amado, tan amado por Dios, no podría ser más amado Pues en la persona del Hijo de Dios, soy tan amado como ÉL”
La palabra “adopción” consiste de dos partes:1) hijo 2) poner. Dios ha tomado al creyente (que era un hijo de ira y de desobediencia—Efesios 2:1-3) y lo ha puesto en la posición de hijo, con todos los derechos y privilegios y beneficios y bendiciones y herencias que se le otorgan por ser un hijo.
16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
El Espíritu mismo... Dios: otra posible traducción: Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu, para dar testimonio de que somos hijos de Dios.
“Mismo”. El Espíritu Santo es una bendita Persona, no un “lo” impersonal. El Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Este corto versículo trata con la importante doctrina de la SEGURIDAD DE LA SALVACIÓN. La Biblia enseña claramente que una persona puede saber y estar segura (en esta vida) de que es un hijo de Dios. ¿Cómo podemos saber? Este versículo dice que sabemos que somos hijos de Dios porque el Espíritu Santo da juntamente testimonio a nuestro espíritu. De modo que hay dos testigos que me dicen que soy un hijo de Dios. El primer testigo es mi espíritu humano—esa parte de mí que (ahora que soy salvo) es sensible a Dios y es sensible a las cosas espirituales. Mi espíritu dice, “Sí, soy un hijo de Dios. Yo soy salvo. Estoy justificado. Tengo una relación genuina y real con Dios por medio del Señor Jesucristo y por Su gracia. Conozco a Dios como a mi Padre celestial y puedo orar a ÉL, no de una manera ritual y mecánica, sino de una manera directa y real.” El segundo testigo es el Espíritu Santo, al cual recibí en el momento en que fui salvo. Su presencia en mi vida es la base de mi seguridad. Si ÉL no está presente en mi vida, no tengo en qué basar mi seguridad (Romanos 8:9). Comparar también 1 Juan 4:13. ÉL mora en mí y ÉL me asegura que pertenezco a Dios. Aún cuando no estoy bien con Dios, ÉL me hace admitir mi culpa y me hace sentir Su presencia contristada (Efesios 4:30), y ésto también es una indicación de que ÉL mora en mí y de que yo le pertenezco a ÉL.
Cuando una persona es salva, de alguna manera comprende y se da cuenta y está conciente de que es un hijo de Dios (que ha nacido de nuevo, que ha nacido de Dios). El sabe que pertenece a Cristo y que Cristo le pertenece a él. Al mismo tiempo, el Espíritu de Dios transmite Su testimonio silencioso confirmando el mismo hecho. Yo digo en mi corazón, “Yo soy de ÉL y ÉL es mío” y el Espíritu dice “Sí, Amén, y yo estoy en ti como prueba de ello”. Ver Gálatas 4:1-6 como pasaje paralelo. En Romanos 8:15 el creyente (“nosotros”) dice, “ABBA PADRE”. En Gálatas 4:6 es el Espíritu quien clama “ABBA PADRE”. El Espíritu da testimonio junto con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (ver Deuteronomio 19:15 donde dos testigos dan su testimonio). El espíritu humano dice, “Soy un hijo de Dios, ABBA PADRE”. El Espíritu Santo dice, “Sí, él es un hijo de Dios, ABBA PADRE”. Por la boca de dos testigos queda ESTABLECIDO.
El Espíritu Santo tiene un ministerio muy importante de CONVENCER A LOS HOMBRES (hacerles confesar su culpa). Una vez me convenció de que yo era un pecador. Ahora me convence de que soy un santo (salvo, un hijo de Dios). ¿Cómo realiza el Espíritu esta obra? ÉL convence y persuade a los hombres usando la Palabra de Dios. El Espíritu usó la Palabra de Dios para convencernos de nuestra pecaminosidad. El mismo Espíritu usa la misma Palabra para convencernos de que pertenecemos a Dios: “Estas cosas os he escrito para que SEPÁIS que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13 y comparar con el v.10 que también habla de un TESTIMONIO INTERNO). (Nota: el evangelio de Juan fue escrito para que los hombres crean en Cristo y su palabra clave es CREER—Juan 20:31; el libro de 1 Juan fue escrito para que los creyentes tengan seguridad y la palabra clave es SABER -1 Juan 5:13).
Ver 1 Juan 5:10—La clave es ésta: CREE Y SABRÁS (tendrás el testimonio en ti mismo). De acuerdo con Romanos 8:15-16, si tu crees, el Espíritu dará testimonio con tu espíritu de que eres un hijo de Dios. CREE Y SABRÁS. Salmo 34:8 ilustra ésto. ¿Cómo puedo saber si el Señor es bueno? ¡GUSTAD Y VED! Los que gustan, sabrán. Comparar 1 Pedro 2:3. ¿Cómo puedes saber si un postre es delicioso si nunca lo has gustado? ¿Cómo puedes conocer la bienaventuranza de una relación personal con Dios si nunca has creído?
17 Y si hijos, también herederos; herederos de Diosy coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
No somos sólo hijos de Dios, también somos herederos. Tenemos una espléndida herencia. Somos millonarios espirituales (Efesios 1:3). Ver también 1 Pedro 1:3-4. El Espíritu Santo ha venido a nuestros corazones 1) para decirnos y asegurarnos de que ahora somos hijos de Dios (Romanos 8:15-16); 2) para garantizar de que más adelante recibiremos nuestra herencia (Efesios 1:13-14). No somos sólo HEREDEROS DE DIOS, somos también COHEREDEROS con Cristo. Lo que le pertenece a ÉL, nos pertenece a nosotros. Lo que es de ÉL, es mío. Yo participo de todas las riquezas de Cristo. ¿Cuán rico es Cristo? Ver Hebreos 1:2—heredero de TODAS LAS COSAS y ver también 1 Corintios 3:21-23. De ésto se trata la ADOPCIÓN. Dios me ha puesto en la posición de un hijo, con todos los derechos y privilegios y beneficios y bendiciones y herencia que un hijo de Dios debe tener. Con Cristo yo recibo gustoso TODAS LAS COSAS (Romanos 8:32), aún cuando yo sé que no merezco ninguna de ellas.
Compartiremos con Cristo entonces, pero también compartimos con Cristo ahora. Participaremos de Sus riquezas y de Su gloria, pero también participaremos de Sus sufrimientos: “si es que padecemos juntamente con ÉL”. El creyente debe esperar SUFRIMIENTO PRESENTE Y GLORIA FUTURA. Cuando el Señor Jesús estaba en el mundo, ÉL fue tratado de cierta manera y cada creyente participa de ello. Cuando el Señor Jesús regresó a Su Padre, ÉL fue tratado de cierta manera y nosotros también participaremos de ello.
En la experiencia de Cristo, era SUFRIMIENTO PRIMERO Y GLORIA DESPUÉS (Lucas 24:26) y así será para el creyente. PRIMERO SUFRIMIENTO y DESPUÉS GLORIA, es en realidad el tema del libro 1 Pedro. Por ejemplo, ver 1 Pedro 1:5-6 que hace un contraste entre la gloria futura de la salvación, con las dificultades de las pruebas presentes. Ver 1 Pedro 1:11 que habla de los sufrimientos de Cristo y de las GLORIAS que vendrían después. Esto también se ve en 1 Pedro 3:18 (los sufrimientos de Cristo) y 3:22 (la gloria de Cristo). De modo que el creyente participará de los sufrimientos de Cristo AHORA y participará de Su gloria DESPUÉS (1 Pedro 4:13). 1 Pedro 5:1 repite el mismo tema. Cuidar del rebaño del Señor incluye ahora mucho sufrimiento y dificultades (1 Pedro 5:2-3), pero incluirá gloria en el futuro (1 Pedro 5:4). Finalmente el tema de 1 Pedro se resume en 5:10. Note que el sufrimiento, que es sólo por un tiempo (el sufrimiento presente no es muy largo a la luz de la eternidad), será seguido por una gloria futura que durará para siempre (1 Pedro 5:10).
Debe esperarse el sufrimiento presente (ver Juan 15:18-21; 16:1-3; 16:33; 17:14; 1 Tesalonicenses 3:3; 2 Timoteo 3:12; 1 Juan 3:13). El sufrimiento presente es un privilegio dadopor Dios (Filipenses 1:29; Hechos 5:41).
Hay algunos que enseñan que todo creyente es un “heredero de Dios”, pero que no todo creyente es “coheredero con Cristo”. Ellos entienden que ser “coherederos” es ser una clase especial de creyentes que son victoriosos y que perseveran hasta el fin, aún cuando hacer ésto, signifique dificultades y sufrimiento. Esta enseñanza refleja un serio error de comprensión de este versículo. Pablo no está hablando de una clase especial de creyentes vencedores, que califican como coherederos de Cristo y que reinarán con ÉL en el reino, en contraste con creyentes mundanos que no sufren y que serán excluidos del reino milenial y que serán castigados en las tinieblas de afuera con lloro y crujir de dientes durante mil años. Aunque es cierto que algunos creyentes sufren más que otros, también es cierto que todos los creyentes participan de los sufrimientos de Cristo (2 Corintios 1:5; Juan 15:18-21; 16:33, etc.). Todo creyente es un coheredero con Cristo y participa de su gloria. Todos los creyentes reinarán con Cristo en Su reino (Mateo 13:40-43).
18 Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse,
Pablo está hablando aquí de los sufrimientos presentes que experimentan los creyentes a través del tiempo, y los hace contrastar con la gloria que los creyentes experimentarán en el futuro, cuando estén con el Señor. “Tengo por cierto” –“calculo, cuento con que este hecho es cierto, sé que es un hecho”. Dios quiere que creamos este hecho y que contemos con él, estando convencidos de que es verdad. Los sufrimientos del tiempo “ahora” no son comparables a la gloria que será revelada en nosotros. Cuando algo es comparable (digno) a otra cosa, significa que son iguales. Aquí se nos dice que los sufrimientos NO SON COMPARABLES a la gloria, es decir, tenemos una situación desequilibrada. La gloria es muy superior a los sufrimientos. Puedes decirlo de esta manera: a un lado de la balanza tienes una insignificante partícula de polvo, que representa los sufrimientos del tiempo presente. En el otro lado de la balanza tienes una gran pieza de oro que pesa diez toneladas, que representa la gloria futura. ¡No hay comparación! En 2 Corintios 4:17 tenemos la misma verdad. Los sufrimientos y aflicciones presentes son muy “leves” y “temporales”. La gloria es muy PESADA y ETERNA. Desde luego, cuando personalmente pasamos por tiempos de sufrimiento y pruebas, nos parecen muy, muy pesados y muy, muy largos, (como si no fueran a terminar nunca). Pero esto nos parece así desde nuestro muy limitado punto de vista. Desde el punto de vista de la eternidad, los sufrimientos y aflicciones que soportamos en esta vida son muy leves.
¿Sabía Pablo lo que era el sufrimiento? En Romanos 8:18 y en 2 Corintios 4:17 Pablo nos dice que sus sufrimientos presentes son “leves” comparados con su gloria futura. Nos asombramos cuando leemos acerca de los sufrimientos que Pablo experimentó realmente en 2 Corintios 11:23-28 (y compare Hechos 9:16). En realidad, la mayoría de nosotros diríamos ésto: “Mis sufrimientos noson dignos de ser comparados con los del apóstol Pablo”. Pero Pablo sabía que aún sus sufrimientos no eran dignos de compararse con la gloria futura que le pertenecerá como coheredero con Cristo.
19 porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Este versículo y los versículos siguientes hablan de la creación de Dios, tanto la animada (animales y plantas) como la inanimada (rocas, montañas, etc.). Podríamos usar el término “naturaleza”. Aquí la naturaleza es personificada de una manera interesante. La naturaleza o la creación está esperando algo ansiosamente, está aguardando algo ansiosamente. Las bestias y las aves, las rocas y los ríos—todos están diciendo, “No puedo esperar que ésto suceda”. La creación de Dios está bajo la terrible maldición y esclavitud del pecado. Abundan las evidencias de que vivimos en un mundo caótico, maldito por el pecado (animales que atacan a animales, animales que devoran animales, tempestades violentas, tornados, huracanes, inundaciones, etc.). Esto no siempre fue así. Antes de la caída del hombre, la creación de Dios estaba en pacífica armonía (Génesis 1-2). En un tiempo futuro, esta armonía será restaurada nuevamente (ver Isaías 11:6-9). La creación será libertada de la maldición y ésto sucederá en la “manifestación (revelación, presentación) de los hijos de Dios”. Cuando el Señor Jesucristo sea revelado en Su segunda venida (2 Tesalonicenses 1:7), entonces también los “hijos de Dios” serán revelados con ÉL (ver Apocalipsis 19:14 y comparar Apocalipsis 19:7-8). 20 La creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza. Sujetada a vanidad: Perdió su verdadera finalidad o fue condenada al fracaso. Génesis 3.17-19.
“Vanidad” = vacío, frustración, desilusión. La creación (naturaleza) fue sujeta a vanidad después de la caída del hombre en pecado, cuando Dios maldijo la tierra. Todo el universo sintió los efectos del pecado de Adán.
“No por su propia voluntad”—la naturaleza no escogió estar bajo esta maldición. Los animales no sostuvieron una convención en la cual todos decidieron voluntariamente ponerse bajo la maldición divina. Fue Adán quien hizo la elección y fue Dios quien trajo la maldición. “Del que” se refiere a Dios que pronunció la maldición y sojuzgó la tierra. No se refiere a Adán. Pero aunque toda la naturaleza ha sido llevada a este estado de vanidad, hay esperanza. El futuro contiene una promesa de esperanza. La maldición no durará para siempre.
21 Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Otra posible traducción, desde la última parte del v. 20: Dios así lo había dispuesto con la esperanza v 21 de que fuera liberada. Aquí está la promesa de esperanza. La naturaleza será libertada y emancipada. “Esclavitud” = yugo. Hoy la naturaleza está sometida a un estado de corrupción, está sujeta al deterioro, enfermedad, muerte, destrucción. Es interesante que la condición y el estado del hombre sea reflejado en la naturaleza. Cuando el hombre está bajo maldición, la naturaleza lo refleja. Cuando el hombre redimido finalmente sea libertado, la naturaleza lo reflejará. 22 Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. “Toda la creación”= toda la naturaleza. “Gime” = proferir un intenso lamento que indica dolor y sufrimiento. Una vez más, la naturaleza es personificada. Aquí es representada como una madre que está sufriendo dolores de parto. Una madre con dolores de parto tiene esperanza. Ella sabe que habrá un nacimiento y que el sufrimiento no durará para siempre. Después del dolor y la aflicción viene la alegría de una nueva existencia. Así también el mundo de la naturaleza tiene la promesa de libertad y de una existencia nueva que se cumplirá en el reino milenial de Cristo y, finalmente, en los nuevos cielos y la nueva tierra. 23 Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primiciasdel Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo, Primicias: o anticipo: palabra que se refiere a los primeros frutos de la cosecha (Números 15.18-20). 2 Corintios 1.22; Efesios 1.14. Redención: Véase Romanos 3.24.La redención de nuestro cuerpo: otra posible traducción: liberado todo nuestro ser. La creación de Dios (la naturaleza) no es la única que está gimiendo. Los creyentes también están gimiendo. Nosotros también estamos esperando ansiosamente un evento futuro. Este evento es llamado “la adopción” y se refiere a una adopción futura, cuando nuestra condición de hijos se materialice plenamente. La “adopción” se describe aquí como la “redención de nuestro cuerpo”. Esta es la futura y final redención que se cumplirá cuando Cristo venga por Su iglesia. Hay un aspecto presente de la redención mencionado en versículos como Efesios 1:7; Colosenses 1:14; 1 Corintios 1:30; 1 Pedro 1:18-19, pero también hay un aspecto futuro de la redención (cuando nuestra salvación sea acabada) como se expone en Efesios 1:14 y 4:30 y también aquí en Romanos 8:23. Del mismo modo, hay un aspecto de la adopción que es realidad para los creyentes ahora (Romanos 8:15), y también hay un aspecto futuro de adopción, que espera un cumplimiento futuro (Romanos 8:23). Las “primicias” es la prenda o garantía de que nuestra salvación será completada, y aquí las “primicias” es nada menos que la Persona y la Presencia de Dios el Espíritu Santo en la vida del creyente. ¿Qué significan las primicias? Cuando cosechas los primeros tomates de tu huerto, ésto indica que habrá muchos más. Vendrán muchos tomates más. Se disfrutarán muchas más bendiciones del huerto. En el momento en que una persona confía en Cristo, ella recibe el Espíritu Santo que es, ÉL Mismo, las ARRAS (el anticipo, garantía—Efesios 1:13-14) de que mucho más seguirá (un cuerpo nuevo, una herencia eterna, un hogar en el cielo, glorificación futura- v.18, etc.). 24 porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; ya que lo que alguno ve, ¿para qué esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
“Porque en esperanza fuimos salvos”. Cuando fuimos salvos, no fuimos salvos en el sentido completo y final de esa palabra. Todavía estamos en estos cuerpos no redimidos, todavía luchamos con el pecado y la tentación y gemimos y esperamos anhelantes ese día cuando seamos liberados hasta de la presencia misma del pecado. La persona salva tiene una segura esperanza (certidumbre) de que algún día su salvación será perfeccionada (ver Filipenses 1:6—Dios completará y terminará lo que ha comenzado). Cuando el agricultor recoge sus primicias, esto no significa que ha terminado de cosechar toda su labranza. No, sólo ha comenzado, pero tiene la esperanza y la promesa de que algún día recibirá toda la cosecha. Pero tiene que esperarla.
La palabra esperanza, como se usa usualmente en el Nuevo Testamento, no lleva la idea de duda o incertidumbre (como a menudo sucede en nuestra lengua común). Más bien habla de una EXPECTATIVA SEGURA y puede traducirse de esa manera. Esperanza es algo en el futuro, que aún no se ha realizado o recibido, pero que es absolutamente seguro, porque Dios lo ha prometido. Un ejemplo de ésto sería la esperanza de la venida del Señor (comparar Tito 2:13—“la bienaventurada esperanza” o FELIZ EXPECTATIVA). La única cosa incierta acerca de eso es el TIEMPO (no sabemos cuándo), pero el hecho es seguro, porque tenemos la promesa del Señor (Juan 14:3; etc.). Es una esperanza futura que aún no se ha cumplido, y estamos esperando y observando ansiosamente que ÉL venga. Por cuanto es seguro que la promesa de Dios se cumplirá, podemos esperar pacientemente su realización. Tal como la madre embarazada puede soportar los dolores y pesares del alumbramiento porque la esperanza de un nacimiento es su expectativa, así el creyente también puede permanecer pacientemente bajo las difíciles pruebas de la vida, sabiendo que nuestro futuro es tan brillante como las promesas de Dios (comparar 1 Tesalonicenses 1:3—“constancia en la esperanza”).
Resumen y esquema de Romanos 8:19-25
La creación (toda la naturaleza) está esperando anhelante la revelación de los hijos de Dios (v.19). Los hijos de Dios están esperando anhelantes la redención del cuerpo (v.23). Ambos eventos están conectados con la segunda venida de Cristo. Si la segunda venida de Cristo es vista como un suceso general, entonces estos dos aspectos pueden verse juntos. Pueden hacerse las siguientes distinciones:
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Nota: El rapto es una revelación (1 Corintios 1:7; 1 Pedro 1:7; 1:13; 4:13), pero no son los hijos los que son revelados al mundo, sino más bien es Cristo, en toda Su gloria, quien es revelado a los hijos.
26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Algunos ven aquí una alusión a la oración en lenguas (1 Corintios 14.14-19).
Note los tres gemidos en este capítulo:
Versículo 22—toda la creación gime
Versículo 23—todos los creyentes gimen
Versículo 26—Dios el Espíritu Santo gime
27 Pero el que escudriña los corazonessabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
“Debilidades” = fragilidad, estar sin fuerza (señalando nuestra flaqueza). “Mismo”= el Espíritu Santo es una Persona, la bendita Tercera Persona de la Trinidad. El creyente fuerte es el que reconoce cuán débil es realmente (2 Corintios 12:10). Aún en la oración (que es venir a Dios el Padre en total dependencia) necesitamos reconocer nuestra debilidad (no sabemos cómo orar y no sabemos qué pedir). Pero en medio de nuestra debilidad, tenemos un gran AYUDADOR, es decir, Dios el Espíritu Santo (comparar la palabra “Consolador”, que significa Alguien llamado para ayudar, un Ayudador). El Espíritu Santo es nuestro Ayudador en la oración. “¡Qué amigo nos es Cristo!” ¡Qué amigo tenemos en el Espíritu Santo!
Dios el Espíritu Santo toma nuestras débiles y defectuosas y vacilantes peticiones y las lleva ante Dios el Padre, traduciéndolas a lo que es aceptable a Dios y en armonía con la voluntad de Dios. Aquí se nos dice que hay una admirable comunicación entre Dios el Espíritu Santo y Dios el Padre y de la cual poco entendemos (pero cuán agradecidos debemos estar por ella). No sabemos cómo orar. . .de modo que ÉL ora por nosotros. ÉL SABE COMO ORAR.
La intercesión del Espíritu Santo es una obra de Dios poco conocida y poco apreciada. Note que en este mismo capítulo se hace mención de la intercesión del Hijo de Dios (v.34). El Espíritu intercede por los santos (v.27) y así hace Cristo (v.34). Ambos oran y ruegan a nuestro favor, pero de maneras diferentes. Ambos ruegan a Dios el Padre por nosotros. Ambos ministerios son esenciales.
Los “gemidos que no pueden expresarse (gemidos indecibles)” es una referencia a esa bendita comunicación entre Dios el Espíritu y Dios el Padre. Esto no es una referencia al don de lenguas (el don de lenguas solo se menciona en una de las epístolas de Pablo, 1 Corintios, y aún allí es tratado por constituir un problema). Las razones por las cuales no se refiere al don de lenguas son las siguientes:
Es el Espíritu el que gime, no el creyente.
Si fueras a describir lenguas en términos de gemidos, deberías decir que el don de lenguas consiste en gemidos que pueden ser expresados (comparar la expresión “exclamaciones extáticas” que se usa a menudo para describir el fenómeno carismático moderno). Aquí tenemos gemidos indecibles, que no pueden expresarse por lengua humana.
El don de lenguas era algo que se podía oír (aunque no entender) por los hombres. Estos gemidos solo Dios el Padre los puede oír.
El don de lenguas era un don de gracia (“charisma” en griego) que era dado sólo a algunos creyentes, no a todos (1 Corintios 12:29-30). El ministerio de intercesión del Espíritu, por el contrario, es a favor de todos los santos.
Más que vencedores El versículo 28 es uno de los versículos más consoladores de la Biblia para la persona que ama a Dios (el verdadero creyente). La animadora verdad de este versículo se basa especialmente en un atributo de Dios—SU SOBERANÍA.
28 Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
A los que aman a Dios: otra posible traducción: todas las cosas sirven para el bien de los que aman a Dios.
Note el contraste consolador: v.26—“no sabemos”; v.28—“sabemos”. No sabemos cómo orar como deberíamos, pero nuestro Dios sabe lo que ÉL está haciendo y nosotros confiamos en que ÉL hará que todas las cosas sean para Su gloria y para el bien de Sus hijos. Si todas las cosas ayudan a bien (todos los sucesos, todas las circunstancias, todas las pruebas, todos los acontecimientos, etc.), se desprende que Dios está por encima y que ÉL tiene que controlar todas las cosas. Esto no es un fatalismo y determinismo sobrecogedor. Esto es el maravilloso hecho que un DIOS JUSTO y SABIO Y AMANTE está en completo control se todas las cosas.
La actividad soberana de Dios es declarada en Efesios 1:11 y se implica en Efesios 5:20 (podemos dar gracias por todas las cosas, no porque todas las cosas sean buenas, sino porque nuestra confianza está en un Dios soberano, que hace que todas las cosas nos ayuden a bien para Su gloria). Romanos 8:28 es la afirmación de un hecho que necesitamos SABER y con el que debemos contar, pero esta maravillosa verdad no puede ser reclamada por todos. Es sólo para “los que aman a Dios”, lo que es una descripción de los que son verdaderos creyentes (ver 1 Corintios 2:9; 8:3). Le amamos a ÉL, porque ÉL nos amó primero (1 Juan 4:19). Pablo no está hablando aquí de una clase especial de creyentes que aman a Dios, en contraste con otros creyentes que no aman a Dios. Si bien es cierto que algunos creyentes aman al Salvador más que otros y lo demuestran por su fiel obediencia a Su Palabra, también es cierto que hay un sentido en el cual todos los creyentes aman a Cristo.
Nuestra vida debe estar caracterizada por la obediencia (1 Pedro 1:14). Obedecemos, porque amamos a nuestro Padre Celestial. ¿Cómo podríamos hacer algo menos?
Los que no lo aman a ÉL, no son salvos y están bajo la maldición de Dios (1 Corintios 16:22). Si una persona dice, “yo no amo a Cristo, no, de ningún modo”, ¿cómo podría entonces esa persona asegurar que cree en ÉL? Por otra parte, hay quienes aseguran amar a Dios, pero con sus hechos prueban que ellos no lo aman realmente (1 Juan 4:20). En Romanos 8:28 Pablo no está hablando de un grupo especial de cristianos que aman a Dios en contraste con otra gente salva que no ama a Dios. Los que aman a Dios (v.28) son identificados como los llamados (v.28), y los que son LLAMADOS, son identificados como los que antes conoció, los predestinados, justificados y glorificados (v.29-30). Estos son hechos que son verdad en cuanto a cada y todo creyente. Es impensable que hubiera algunos creyentes que no hubiesen sido conocidos antes, que no hubiesen sido predestinados, llamados, justificados y glorificados.
Este versículo no dice que “todas las cosas son buenas” sino que “todas las cosas ayudan a bien”.
La verdad de Romanos 8:28 es tan importante que Dios ha apartado 9 capítulos del libro de Génesis (la historia de José) para ilustrarla. A José le sucedieron algunas cosas muy malas y terribles – sus hermanos lo odiaban, trataron de matarlo, lo vendieron como esclavo, etc. (Génesis 37) y luego José fue acusado falsamente por una mala mujer y fue echado en prisión (Génesis 39). Pero Dios tenía un plan y un propósito para José, un hombre que amaba a Dios. El padre de José no entendió la verdad de Romanos 8:28 (ver Génesis 42:36—“contra mí son todas estas cosas”), pero José sí las entendió (ver Génesis 50:20 y ver también Génesis 45:5,7 “Dios me envió”). Las cosas terribles que le sucedieron a José fueron en realidad usados por Dios como los medios por los cuales salvaría a los hijos de Israel del hambre y de la muerte.
Quizás la mayor ilustración de Romanos 8:28 se encuentra en la vida de Cristo Mismo. Al inocente Hijo de Dios se le hicieron muchas cosas malas y terribles. ÉL fue negado, traicionado, acusado falsamente, juzgado maliciosamente, siendo inocente lo encontraron culpable, fue azotado, golpeado, le escupieron, se burlaron de ÉL y finalmente fue crucificado. ¿Podría resultar algo bueno de todo esto? Ciertamente, tuvo por resultado EL MAYOR DE TODOS LOS BIENES, la salvación del hombre. La crucifixión de Cristo ayudó para proveer salvación para todos los hombres (1 Timoteo 4:10—Su muerte proveyó salvación para todos) y para la salvación efectiva de todos los que confían en Él y solamente en ÉL para la salvación de su alma (1 Timoteo 4:10—“mayormente de los que creen”). Sí, aún en el acto más pecaminoso ejecutado jamás por los hombres, Dios tenía un propósito y un plan que ÉL estaba llevando a cabo. Esto se ve en los siguientes pasajes: Hechos 2:23; 3:13-18; 4:26-28 y comparar con Lucas 22:22 (observe en éstos versículos el delicado equilibrio entre la responsabilidad del hombre y la soberanía de Dios—los hombres ejecutaron sus malvadas acciones y son totalmente responsables por lo que hicieron, pero Dios usó lo que hicieron para llevar a cabo su plan para la salvación del hombre).
“A los que conforme a Su propósito son llamados” – Dios tenía un propósito, un plan y un designio para los que son verdaderos creyentes (y los dos siguientes versículos explican cuál es ese propósito). El propósito de Dios no fallará. Dios tiene un plan para cada creyente y ese plan se llevará a cabo de acuerdo al infalible propósito de Dios. El plan de Dios nunca fallará (ver Romanos 9:11; Isaías 14:27; 46:10-11). El plan de Dios nunca se frustrará.
29 A los que antes conoció, también los predestinópara que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo,para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.
Note la progresión: 1) conocimiento previo 2) predestinación 3) llamado 4) justificación 5) glorificación. Es de ayuda pensar aquí en una cadena con cinco firmes eslabones. Podríamos llamarla la CADENA DE SALVACIÓN DE DIOS, empezando por el conocimiento previo y terminando con la glorificación. Esta cadena se extiende desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. Ningún eslabón de esta cadena podrá jamás romperse (como veremos). El creyente está eternamente seguro.
Nótese que en estos versículos el énfasis está puesto sobre la obra de Dios—“ÉL conoció de antemano, ÉL predestinó, etc.”. Todo esto es obra de Dios, no del hombre. Dios conoció al creyente de antemano, Dios lo predestinó, Dios lo llamó, Dios lo justificó y Dios lo glorificó. Esto es lo que Dios hizo. La salvación es del Señor (comparar Jonás 2:9). La salvación empieza y termina con Dios. Dios recibe todo el mérito y toda la gloria por nuestra salvación (1 Corintios 1:29, 31). El hombre no puede jactarse (Efesios 2:8-9) y decir, “Mira, lo que yo he hecho”. No, la salvación es “DE DIOS” (1 Corintios 1:30; Juan 1:13). Nosotros no nos damos gracias a nosotros mismos, sino decimos, “GRACIAS SEAN A TI SEÑOR, POR SALVAR MI ALMA”.
Dios lo hace todo en la salvación. Esto no quita la responsabilidad del hombre. El hombre tiene que creer (Juan 3:16-18; Hechos 16:31) y el hombre es culpado por no hacerlo (2 Tesalonicenses 2:10-12; Juan 5:40; comparar Mateo 23:37), pero Dios, y solamente Dios puede salvar. Dios lo hace todo de acuerdo a Su maravillosa gracia y a Su soberano propósito (ver 2 Timoteo 1:9 y compare 2 Tesalonicenses 2:13-14; Efesios 1:3-14).
Echemos un vistazo ahora sobre los diferentes eslabones de la cadena de salvación de Dios:
1) ESLABÓN # 1—“A LOS QUE ANTES CONOCIÓ”
Las palabras “A LOS QUE” se refieren al mismo grupo mencionado en el versículo 28—“a los que aman a Dios, a los que conforme a Su propósito son llamados”. Se está refiriendo a verdaderos creyentes. Es este grupo al que Dios conoció de antemano. En la eternidad pasada, antes de que el mundo fuese creado, Dios conocía a Sus verdaderos creyentes (comparar 2 Timoteo 2:19—“conoce el Señor a los que son Suyos”).
Note atentamente lo que el versículo dice y lo que el versículo no dice. Dice “a LOS que antes conoció”; no dice, “LO que antes conoció”. Dice que DIOS TE CONOCIÓ A TÍ DESDE ANTES. No dice que Dios sabía desde antes lo que tú harías. Este versículo no está hablando acerca de que Dios sabía de antemano que tú creerías. Está diciendo que Dios te conocía a TÍ de antemano. Desde antes, Dios te conocía.
Mateo 7:23 también es instructivo. El Señor Jesús dirá a algunos:”Nunca os conocí”. Como Dios, ÉL sabía todo sobre ellos, pero lo que Él está diciendo es ésto: “Yo nunca he tenido una relación personal con ustedes. Ustedes realmente nunca me pertenecieron. Ustedes no son Míos”. De modo que “ser conocidos por Dios” (ver 1 Corintios 8:3) significa que tú tienes una relación personal con ÉL, que tú realmente le perteneces a ÉL y que eres Suyo. Comparar Juan 10:14—“Conozco mis ovejas”. Es una cosa maravillosa ser “conocido por Dios”, “ser amado por Dios” (Juan 13:1) y “ser escogido en Él antes de la fundación del mundo” (Efesios 1:4).
Antes de que yo conociera a Dios (Juan 17:3), ÉL ME CONOCÍA (comparar Mateo 25:34). Nunca deberíamos olvidar que cuando se trata de la salvación, Dios es EL GRAN INICIADOR. Yo lo amo a ÉL, porque ÉL me amó primero (1 Juan 4:19). Yo lo busqué a ÉL, porque ÉL me buscó primero (Lucas 19:10). Yo lo escogí a ÉL, porque ÉL me escogió a mí primero (Juan 15:16). Yo vine a ÉL, porque ÉL me trajo primero (Juan 6:44, 65). Yo vi y entendí, porque ÉL me dio visión y entendimiento (Mateo 16:16-17; Hechos 16:14).
Sí, mucho antes de la creación del universo, YO EXISTÍA. Yo existía en la mente y en el propósito y en el plan de Dios. ÉL me conocía. Comparar Jeremías 1:5.
2) ESLABÓN # 2—TAMBIÉN LOS PREDESTINÓ
Dios no solo conoció de antemano al verdadero creyente, ÉL también lo predestinó a ser hecho conforme a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:29). La palabra “predestinación” asusta a mucha gente. En realidad es una hermosa doctrina que debería llevar mucho consuelo y ánimo y gratitud al corazón de cada creyente. La palabra está compuesta por dos palabras: PRO = antes; HORIZO = frontera o límite (de la cual proviene nuestra palabra “HORIZONTE”, que es el límite de Dios entre el cielo y la tierra). De modo que predestinar significa “marcar de antemano las fronteras o los límites; predeterminar de antemano los límites de algo”. Cuando se usa para una persona, como en este versículo, significa “predeterminar el destino o futuro de esa persona”. Por lo tanto, predestinación significa simplemente que DIOS HA DESIGNADO UN GLORIOSO FUTURO PARA LOS QUE LE AMAN, es decir, ser hechos conformes a la imagen de Su Hijo (ser como Cristo).
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios ha hecho todo esto (Romanos 8:28-30), ¿qué podemos decir entonces? Empecemos por decir simplemente y sin cesar, “GRACIAS SEÑOR”. Si Dios es por nosotros (está a nuestro lado), ¿quién puede estar contra de nosotros? La respuesta obvia: NADIE. Muchas personas pueden estar en contra nuestra y los creyentes pueden tener muchos enemigos, pero si Dios está por nosotros, no importa quién esté en contra nuestra. Es Dios y yo contra cualquiera. Dios con el creyente es mayoría siempre, y en cualquier lugar. Ver Salmo 118:6 y Hebreos 13:6. Los versículos siguientes muestran cómo Dios está POR NOSOTROS. En el versículo 32 vemos como ÉL murió POR NOSOTROS y en el versículo 34 vemos como ÉL vive POR NOSOTROS. 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
Se nos recuerda el relato de Génesis 22 cuando Abraham escatimó a su hijo en el último minuto. En contraste a ésto, Dios no escatimó a Su amado Hijo.
¿Quién entonces fue responsable de poner a Cristo en la cruz? Judas lo traicionó. Los líderes judíos lo condenaron y lo entregaron a los romanos. Pilato lo entregó a los soldados romanos. Los soldados romanos lo clavaron a la cruz. TODOS ELLOS TUVIERON PARTE, pero en última instancia fue DIOS MISMO quien lo entregó. Fue Dios quien “LO ENTREGÓ POR TODOS NOSOTROS” (Romanos 8:32). Fue Dios quien “DIO A SU HIJO UNIGÉNITO” (Juan 3:16) para morir en la cruz. “Dios quiso QUEBRANTARLO” (Isaías 53:10). ¿Por qué Dios hizo esto? FUE POR NOSOTROS. Fue por nuestros pecados que ÉL sufrió y sangró y murió. ÉL “FUE ENTREGADO POR NUESTRAS TRANSGRESIONES” (Romanos 4:25). Cada uno de nosotros era responsable por la muerte de Cristo, porque ÉL murió en nuestro lugar como nuestro Sustituto. A ÉL se le dio el pago que nosotros merecíamos (Romanos 6:23). Él murió la muerte que nos correspondía a nosotros.
El argumento del versículo 32 debería conmover el corazón de todo creyente: si Dios entregó a Su Hijo por nosotros, ¿no nos dará CON ÉL gratuitamente todas las cosas? Si Dios nos dio la dádiva más costosa de todas, ¿no nos dará dádivas menos costosas? Aquel que dio la dádiva mayor, ciertamente no negará las dádivas menores. Si Dios nos ha dado Su posesión más preciosa, ¿no nos dará las cosas menores que necesitamos? Si un padre gasta cientos de dólares para construir una completa cancha de baloncesto en el patio de la casa para su hijo, ¿no le dará a su hijo también la pelota? Dios nos ha dado lo mejor que tiene. Dios nos ha dado Su Hijo. Si tenemos a Cristo, tenemos todo lo que necesitamos (Hebreos 13:5).
33 ¿Quién acusará a los escogidosde Dios? Dios es el que justifica.
Dios es el que justifica: otra posible traducción: ¿Acaso Dios, el que los declara justos? En todo el contexto Pablo va alternando afirmaciones y preguntas retóricas, es decir, preguntas que tienen respuestas obvias.
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Los escogidos de Dios son los que están descritos en Romanos 8:29-30. Ellos son los escogidos de Dios, los que conforme al propósito de Dios son llamados en Cristo. Dios te ha justificado. Tú has comparecido ante la corte más alta del universo y has sido encontrado NO CULPABLE. Tu caso ha sido sellado en la corte suprema del universo, y no hay otra corte más alta que pueda condenarte. Si Dios, el Juez justo, te ha justificado, ¿qué juez más alto te puede condenar? Si el Juez de toda la tierra está DE NUESTRO LADO, no tenemos absolutamente nada que temer.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios,el que también intercede por nosotros.
Cristo... nosotros: También puede traducirse como pregunta retórica: ¿Acaso Cristo, el que murió, que además resucitó y está a la derecha de Dios, rogando por nosotros?
¿Quién me condenará? Cristo ciertamente no, porque ÉL murió por mí. Mi condenación cayó sobre ÉL (Romanos 8:3). ÉL no solo murió por mí, sino vive por mí. Satanás me podrá acusar y sus acusaciones en mi contra aún pueden ser ciertas, pero el Señor Jesucristo vive para interceder por mí (rogar y orar por mí). Ver estos importantes pasajes: 1 Juan 2:1-2; Hebreos 7:25; 9:24.
Note en el contexto lo siguiente: El Espíritu Santo es por nosotros (Romanos 8:26); Dios el Padre es por nosotros (Romanos 8:31); Dios el Hijo es por nosotros (Romanos 8:34). Sí, el Dios trino está de nuestro lado.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada?
“El amor de Cristo” se refiere al amor que Cristo tiene por nosotros. Nadie (v.35) y nada (v.39) podrá separarnos de ese amor. Estamos salvos y seguros para siempre en el amor de Cristo. Consideremos algunas de las palabras que se usan en este versículo:
TRIBULACIÓN = apremio, aflicción, miseria, apuro debido a circunstancias y dificultades externas
PERSECUCIÓN = acoso a los creyentes para dañar y herir (ver 2 Timoteo 3:12; 2 Corintios 4:9)
HAMBRE = los creyentes del primer siglo sabían lo que era el hambre (ver Hechos 11:28); ni siquiera los desastres naturales nos podrán separar del amor de Cristo
DESNUDEZ = condición indigente, falta de suficiente vestuario, extrema pobreza
ESPADA = muerte por la espada (ver Hechos 12:2—Santiago, el hermano de Juan estaba seguramente agradecido por la verdad de Romanos 8:35)
36 Como está escrito: «Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero». “Muertos”. Está en tiempo presente: “Estamos siendo constantemente inmolados todo el día”. La expresión es una hipérbole (una exageración para causar efecto) que significa que estamos constantemente en peligro de muerte (1 Corintios 15:30). Note el trato al pueblo de Dios descrito en Hebreos 11:36-28. 37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
En el versículo 36 somos como ovejas de matadero. En el versículo 37 somos MÁS QUE VENCEDORES. ¡Qué contraste!
“Somos” (v.37) — esto es cierto ahora mismo. “En todas estas cosas” –en medio de todas las dificultades, nosotros triunfamos. “Más que vencedores” = híper-vencedores, súper-vencedores, súper-victoriosos, súper-triunfadores. Se refiere a alguien que gana una victoria arrolladora y aplastante, alguien que gana la más brillante victoria. No somos sólo vencedores, somos más que vencedores. No somos sólo triunfadores, somos más que triunfadores.
Es la palabra griega hupernikao(de “huper” –comparar con “hiper” o “súper” y el verbo “nikao” –vencer, tener victoria (es la misma palabra usada para vencedores en Apocalipsis 2 y 3). No somos sólo vencedores, somos más que vencedores. No somos sólo triunfadores, somos más que triunfadores. En vista de ésto, cómo puede alguien decir que algunos creyentes no son vencedores (como enseñan algunos que creen en un rapto parcial, como también otros). Ningún creyente es menos que un vencedor, todos los creyentes son “más que vencedores”. Nos pertenece una victoria abrumadora.
“Todas estas cosas” = las cosas mencionadas el versículo 35.
¿Quién es Aquel que nos amó? Ver Romanos 8:35—Cristo Mismo. Por medio de Cristo somos más que vencedores. Comparar 2 Corintios 2:14 (en nosotros mismos fallamos, pero en Cristo triunfamos).
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, 39 ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.
En estos gloriosos versículos Pablo está explorando el universo entero para ver si hay algo que pudiera separarnos del amor de Cristo. La muerte se menciona primero, porque es el mayor temor del hombre (Hebreos 2:15—la muerte es “el rey de los temores”). Dios no está diciendo que ÉL librará al creyente de la muerte física, sino dice que la muerte física nunca nos separará de ÉL. De hecho, para el creyente en Cristo la muerte es en realidad la entrada a la presencia misma de Dios, donde conoceremos más y más Su amor:
Filipenses 2:21, 23—“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. . .teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor”.
2 Corintios 5:8—“Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor”.
Dios no elimina la muerte física (con la excepción de aquellos que estén vivos cuando Cristo venga por Su iglesia—1 Corintios 15:51-52), sino elimina el aguijón de la muerte (1 Corintios 15:55). La muerte sin su aguijón no es de temer (tal como una abeja, sin su aguijón, no es más que una inofensiva bola de pelusas).
“Vida”—ninguna circunstancia de la vida, no importa cuán difícil o irritante sea, podrá separarme del amor de Cristo.
“Principados”—ésto se refiere a los ángeles gobernantes, a ángeles principales.
“Potestades” – ángeles gobernantes poderosos. Ni ángeles, ni demonios, ni Satanás mismo, podrán separar al creyente del amor de Cristo (ver 1 Juan 4:4).
“Ni lo presente, ni lo por venir”—Ninguna circunstancia por la cual estés pasando ahora y nada de lo que puedas enfrentar en el futuro, podrá separarte de Cristo y de Su amor. Los que están en Cristo, están unidos a Él para siempre. ¡Bendita unión!
“Ni lo alto, ni lo profundo” (v.39) –por muy alto que subas o por mucho que desciendas, en el valle más profundo o en la montaña más alta, nunca encontrarás algo o alguien que te separe del amor de Cristo.
“Ni ninguna otra cosa creada” = nada en toda la creación. Pablo agrega ésto, para asegurarse de no haber olvidado algo. Pablo nos asegura, con las palabras más vehementes, nuestra total seguridad en el amor de Dios que se encuentra SOLAMENTE EN EL SEÑOR JESUCRISTO.
Hay muchas personas que toman estos dos últimos versículos de este capítulo y lo aplican indiscriminadamente a todas las personas, sin considerar si la persona es realmente salva o no. Estos versículos sólo son aplicables a los que están “EN CRISTO JESÚS” (Romanos 8:1) y que “aman a Dios y que conforme a Su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Nadie más tiene derecho a estos versículos. Los incrédulos estarán separados del amor de Cristo, y esta separación durará por toda la eternidad (ver 2 Tesalonicenses 1:8-9; Mateo 25:41, 46; 7:21-23; etc.)
Así, el capítulo 8 de Romanos comenzó con NINGUNA CONDENACIÓN y termina con NINGUNASEPARACIÓN. Mientras más entendamos de la gracia de Dios y de nuestra salvación tan grande, tanto más desearemos vivir sobria, justa y piadosamente en este presente siglo (Tito 2:11-12), para que podamos agradar a Dios que ha hecho cosas tan grandes por nosotros. ¡A ÉL sea la gloria ahora y por los siglos de los siglos! AMEN.
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2 Corintios 9: 7 (NVI)
"Cada uno de ustedes debe dar lo que han decidido en su corazón dar, no a regañadientes o por compulsión, porque Dios ama a un dador alegre".
Gracias y que Dios lo Bendiga
Iglesia Universal de la Vida
Reverendo Armando García,
Ministerio Alpha & Omega
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